ASESINA

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Isabel se dirigía acompañada de su hijita y su sobrino adolescente a una tienda de autoservicio para construcción, buscaba un aparato para lijar madera y un taladro o rotomartillo para atornillar en una pared de cemento que le pidió su padre que comprara. Ellos no quisieron entrar y permanecieron en el pick up esperándola.

Mientras veía los diferentes que había en la tienda, se le acercó un joven empleado muy sonriente y feliz.

- ¿Cómo puedo ayudarla?

- Gracias, solo estoy viendo. -Ella respondió-

Ella llevaba su preciada cámara fotográfica en las manos porque le encanta capturar momentos únicos de la naturaleza o de algunas personas, y a veces de ella misma, pero sin notarlo la dejó sobre un estante entre los aparatos eléctricos y con la distracción del joven olvidó su preciada cámara. Cuando se percató que algo le faltaba en las manos, regresó apresurada a ese pasillo para buscarla, pero una niña la tenía entre sus manos picándole a todos los botones.

-¡Esa es mi cámara, dámela! Mira, aquí tengo muchas fotos de mis perros, especialmente de mi consentido, se llama Merlín y es un Shar Pei. Como tú la encontraste, es justo que te de una recompensa, que te parece si te invito una nieve.

La niña muy feliz le respondió que sí, pero que iba con su papá, su mamá y una hermanita de 7 años. Isabel sonrió y le dijo que sin problema les invitaba una nieve a todos, solo que le permitiera pagar y que, si ya habían pagado ellos, la esperaran a la salida, que no iba a demorar. Ella asintió con la cabeza y con una gran sonrisa se marchó corriendo con sus padres.

Cuando Isabel caminaba al área de las cajas se escuchó un ruido fuerte, estaban moviendo mercancía con una máquina que estaba volando, pero hacía muchísimo ruido, cuando Isabel pasó por un lado hizo un ruido estruendoso y se asustó mucho. El joven empleado que se había acercado a ella a su llegada, lo notó y corrió a su lado para abrazarla mientras le decía que no pasaba nada, la llevaba con cuidado a otro pasillo para que se sintiera segura lejos del ruido, el jefe del joven lo llamó y lo mandaba ir a otro pasillo para atender a otro cliente y antes de marcharse aparentemente, le susurro a Isabel que si necesitaba algo en que él pudiera apoyarla porque no quería ir a donde lo estaban enviando. Ella le dijo que sí.

- ¿Por favor me puedes indicar donde está el pasillo de las tortillas y el pan dulce?

Entonces el joven le respondió a su jefe. -Permítame, estoy terminando de atender a la señorita, ya regresó, voy a llevarla al pasillo del pan y de las tortillas.

Se alejaron evitando sonreír por el engaño al jefe.

Isabel escogió tortillas de harina y caminaron a la panadería, los ojos del jefe seguían sobre ellos, en ese corto trayecto él iba platicando con una gran sonrisa como si fuera su amigo. Pero el joven fue más lejos y con una sonrisa en sus labios y una mirada profunda le dijo. - ¿Sabes que tú eres mi novia?

-Si, lo sé, sé que quieres que mienta también en eso.

-No, solo quiero que me aceptes como novio.

Ella ya caminaba a la caja para pagar y él le daba un billete de $500 pesos.

-Quiero que pagues con este billete, yo te lo regalo.

Isabel lo tomo pero accidentalmente lo rompió por la mitad, la cajera se dio cuenta que se acababa de romper y lo acepto así, el jefe los miraba entre enojado y pensativo, entonces ella le dijo para suavizar su comunicación que lo felicitaba por tener trabajadores tan amables, que había sido muy útil la ayuda del empleado para sus compras, que dejaría una excelente reseña en su perfil de internet y que recomendaría el lugar con sus amistades y familia, el jefe cayó redondito entre sus palabras y estaba muy feliz de escucharla.

Al salir a la calle estaba oscureciendo y buscó a los papás de la niña que la esperaban, al igual que su sobrino y su pequeña hija dentro de su pick up, pero la mamá de la niña se acercó al verla subir sus compras para decirle que no encontraba a su hija y que esa colonia era sumamente peligrosa, que era la peor de la zona. En eso la vieron acercarse a ellas, pero con suma tristeza en su rostro. Su mamá corrió a encontrarla y le preguntó. - ¿De dónde vienes? ¿Dónde estabas?

-Me violaron mamá, un señor me dio un juguete para que fuera con él y me compraría una nieve.

Isabel se enfureció al escucharla y le pidió a la niña decirle si ese hombre estaba entre ellas y que no sintiera miedo de señalarlo.

-Solo dime en dónde está y como está vestido.

Ella volteo a ver a dos hombres que cuando levantó su mano para señalarlos, corrieron.

Isabel le dijo a su sobrino que se fuera a la casa y que se llevara a su hija de ese lugar, que ella llegaría más tarde a casa, su sobrino sin decir nada se puso al volante y ella los vio alejarse, por último, le advirtió que no se detuviera hasta llegar a casa.

Había una pala sobre la banqueta y ella la tomó decidida y comenzó a correr para alcanzar a los dos tipos dejando atrás a la niña con sus padres.

Isabel estaba enfurecida pensando que pudiera ser su hija y recordando la violación que ella misma había sufrido de niña.

Cuando los alcanzó, los golpeo tan fuerte con la pala en la cabeza hasta que dejaron de moverse y pudo constatar que estaban muriendo, aún así, sacó un cuchillo y a uno le cortó el brazo y al otro una pierna, los vio agonizar con tanta sangre fría que era extraño en ella y para ella misma sentirse de esa manera agresiva, en eso escuchó ruido y había un tercero que corría, ella se subió a un carro desconocido que se acercaba siguiéndolo, era el de los padres de la niña, el carro es muy viejo y se descompuso en ese momento, de pronto todos se regresaban corriendo rumbo a la tienda porque venían detrás varios hombres amigos de los violadores para atacarlos, en ese momento se acercó un pick up blanco y es el joven empleado de la tienda, el hombre feliz y sonriente que les gritaba. -¡Súbete, no te voy a dejar sola, súbanse todos, rápido!.

Ella se subió primero justo a su lado y después la pequeña familia, las puertas del pick up no cerraban todavía cuando Isabel le gritó "acelera" pero él no quería hacerlo para que nadie se fuera a caer del auto en movimiento, iban muchas personas corriendo tras ellos.

Él le decía -No vamos a salir de ésta, viene toda la familia de cada uno de los que mataste, no sé cómo, pero te voy a salvar-. En ese momento llegaba un hombre a la puerta del pick up e Isabel sacó su cuchillo y se lo encajaba en el rostro, lo vieron caer y ella cerrar la puerta y repetirle "acelera".

Esas personas no sabían quién era ella, porque nunca iba a esa tienda y a él no lo vieron y el único que lo hizo aparentemente estaba muerto.

Dejaron a la familia en su casa a salvo y llevó a esconder a Isabel a un lugar desconocido y lejano, porque no quería arriesgarla y poner en peligro a su hija y a su sobrino. La abrazó fuertemente y se besaron en la confusión del miedo, la adrenalina y la atracción.

-Eres muy valiente Isabel, ve a darte un baño y cámbiate de ropa, huele mucho a sangre. 

FIN

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