• How To Steal The Hitman's Heart • [JongSang]

Capítulo 1

Muchas veces soñaba con el pasado.

Era extraño, día a día sus recuerdos no eran concisos, no recordaba rostros ni voces, solo situaciones que quedaron guardadas en algún lugar de su memoria, pero en sus sueños era diferente. Ahí siempre conseguía ver y escuchar con claridad, sobre todo el rostro y la voz del chico que tanto lo acompañaba en esa época lejana de preparatoria.

—Tus dibujos son graciosos.

La mayoría del tiempo era el mismo recuerdo presentándose en su sueño, ambos estaban en el salón de artes un tarde de otoño pasando el rato y bebiendo tazas de café caliente.

— ¿Qué? Pensé que eran bonitos. —Yeosang se quejó frunciendo el ceño hacia los garabatos que creaban a pequeñas caricaturas con trazos temblorosos.

El chico rio.

—Lo son, pueden ser ambas cosas dependiendo de lo que hagas.

—Entonces déjame dibujarte.

—Hmm... ¿harás alguna caricatura burlesca o te lo tomarás en serio? —El chico lo miró con ojos entrecerrados, sus profundos irises de chocolate cubiertos por un brillo pícaro, señal de que solo se burlaba.

— ¡Me lo tomaré en serio! Ya verás, será un gran retrato.

Una vez más, el chico rio. A Yeosang le gustaba el sonido de su risa, era como pequeñas campanillas resonando por debajo, como si su bonita risa de algún modo le avergonzara.

Entonces el escenario cambiaba. Ya no estaba en el salón vacío del club de artes, sino en la sala de juegos de uno de sus tantos "amigos" ricos. No estaba solo, todo el maldito grupo en el que debió acogerse para sobrevivir en la preparatoria estaba con él, la mayoría jugando en la mesa de billar y bebiendo tragos mal preparados.

— ¿Eres amigo del estudiante becado?

Su cuerpo se tensó.

—No... no realmente, solo estamos en el mismo club y a veces hablo con él.

Mentiroso.

En realidad era su único amigo verdadero y lo adoraba con el alma, pero no podía decirles a esos malditos niños mimados. Yeosang sabía lo que hacían con las personas que no eran de su mismo estatus o no pensaban igual que ellos, y era un desastre. Yeosang solo era parte de su grupo porque de otro modo sería considerado un traidor y recibiría el mismo trato sin importar cuánto dinero tuviera su padre.

De hecho, la semana pasada ayudó a su amigo a encontrar su bolso obviamente robado por esos matones y ninguno de los dos se sorprendió al encontrarlo quemado en la azotea. Yeosang intentó comprarle uno nuevo, pero el niño siendo el obstinado que era, solo frunció el ceño y dijo que conseguiría otro.