𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟔

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No pegaba allí ni con cola

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No pegaba allí ni con cola. Llevaba una chaqueta azul marino de Tom Ford en un mar de Barbours verdes y marrones y de tejidos de tweed. Eso anunciaba todo lo que había que saber sobre mí y sobre el resto de los presentes: yo era un nuevo rico frente al dinero añejo.

Pero, joder, disparaba mejor que la gran mayoría, y el tiro al plato era jodidamente aburrido. No le veía la gracia al tema. No era mejor que disparar a algunas latas en la parte trasera de un garaje abandonado con un rifle de aire comprimido. Y eso lo tenía dominado desde que cumplí trece años. En cualquier otro caso habría vuelto al hotel. Sabía que se me estaban acumulando los correos y que tenía mil llamadas perdidas, pero nada, ni siquiera el tiro al plato, iba a alejarme. Henry Park estaba a diez metros de mí, y no iba a moverme a ningún sitio hasta que me hubiera presentado.

Obviamente, no quería mirarlo, pero con el rabillo del ojo pude ver que formaba un corrillo con otros tres o cuatro hombres, uno de los cuales era el exnovio de Lisa. No nos habían presentado de forma oficial, pero yo había llamado la atención de Sehun varias veces, primero en la fiesta de compromiso y luego la noche anterior. Me parecía extraño. Sin duda había pasado página porque se iba a casar, pero tenía la clara impresión de que, desde su perspectiva, le quedaba algún asunto pendiente con Lisa. O tal vez estaba imaginando cosas. Mi imaginación había estado trabajando a toda máquina últimamente. Por la noche, cuando Lisa intentó besarme, estuve a punto de apretarla contra la pared y besarla hasta que no supiera en qué día de la semana estábamos. Desde entonces había estado imaginando a qué sabía, cómo sería sentir su piel bajo mis manos. Me preguntaba si el aroma floral que no podía distinguir era un perfume o simplemente su olor natural. Y después de haberla besado, solo podía pensar en cuándo podría volver a hacerlo. Pero eso sería después. En ese momento necesitaba concentrarme en el motivo por el que Lisa y yo estábamos ahí.

Habían dispuesto una mesa con bebidas y aperitivos, y cuando vi que Henry se separaba del pequeño grupo con el que estaba hablando para ir hacia la mesa, decidí aprovechar la oportunidad. Respiré hondo para tranquilizarme; no podía echar a perder todo el asunto presionándolo demasiado rápido. Ir a saco era mi modus operandi habitual. Sin embargo, según mi experiencia, a los hombres como Henry no les gustaba sentirse acorralados; estaban acostumbrados a poseer el control en la mayoría de las situaciones, así que tenía que tomarme mi tiempo y ceñirme al plan. Cuando llegué a la mesa, empecé a prepararme una taza de té.

- Hace un día precioso para estar al aire libre -comenté, tratando de sonar lo más informal posible y como si no quisiera apresarlo y obligarlo a firmar la venta de su propiedad en Mayfair. Estaba acostumbrado a hacer negocios con todo tipo de personas. Cuando vendía apartamentos en East London, la gente con la que trabajaba era totalmente opuesta a aquella con la que trataba en la promoción de propiedades residenciales de lujo con el código postal W1. Me enorgullecía de encontrar los puntos en común con las personas y de halagar el ego de otras. Hacía lo necesario para conseguir lo que quería. La diferencia era que todo aquel con quienquiera que trabajara quería o necesitaba algo de mí.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙚𝙣𝙙 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ℓк αυ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora