Los Sartenazos son para Prusianos

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Rumania=Vladimir.

Bulgaria=Stefan.

Leve RomBul.

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Otra vez. De nuevo. Y otra vez. Gilbert pierde la cuenta del mes de todas las veces que Elizabeta discute coqueteando con Vladimir. Stefan también ha perdido la cuenta de las tontas discusiones, ningún día esos dos pueden tener un diálogo sin violencia en las reuniones.

A diferencia de Stefan, Gilbert tiene celos. ¡Esa mujer le presta más atención a ese vampiro que a su grandiosa persona! Ayer intentó calmarla, ella lo silenció saltando encima de Rumania, a éste lo golpeó con la sartén gracias a un comentario no agradable.

En el pasado tuvo suficiente soportando la bonita y rosada relación con el señorito podrido, ¡ella no podía hacerle esto de nuevo! Le cuesta entender que no se dé cuenta...

Pero Gilbert, no puede ser ignorado.

Cabe señalar lo más terrible del mundo:

Elizabeta dejó de darle sartenazos.

Y jalarle la corbata.

Ahora lo hace con Rumania.

Con Rumania.

¡Con Rumania!

¿Por qué? Él ha sido un buen novio, servicial, obediente, molestoso, irritante, amoroso, cariñoso, irresistible; en resumen, un novio perfecto. Nada ha hecho mal, ¿verdad?, Hungría se lo diría.

Entonces, ¿por qué prefiere dar sartenazos a un vampiro en vez de su maravillosa persona?

Intentó buscar respuestas con Roderich, éste sólo sabía como el todo el mundo que esos dos son el perro y el gato. Imposible que se crucen por la calle sin agarrarse de los cabellos.

Ese tonto señorito no le ayudó. Ni hablar de sus dos amigos, Francis y Antonio. Francis le convenció que era algo sin importancia, algo pasajero y corto, luego su dulce húngara volverá a golpearlo como siempre, sin embargo Antonio rompió todo ese convencimiento con que Elizabeta buscaba nuevas experiencias, golpeando a otros con la sartén, ya que debió cansarse con ver siempre a Gilbert.

Gilbert se quería morir. Bueno, no exactamente, pero le dio depresión por tres horas.

Así que, la situación de todas las reuniones lo vive en estos instantes. Sentado, impaciente, celoso, enfadado, mordiéndose el labio inferior mientras Elizabeta yace cerca y amenazante para con Vladimir. Estos dos se disparan miradas asesinas.

Sobresalta al ver que Elizabeta jala de la corbata a Vladimir. ¡Es suficiente, tiene que frenar esto!

Sí, porque nadie lo hace ni le importa.

Sale disparado de la silla interponiéndose entre ese par, alejando a la húngara. Muy alejada, muy. Y ella se molesta.

―No interfieras, Gilbert, debo solucionar asuntos diplomáticos con este chupasangre.

― ¿Chupasangre? ―se pregunta Rumania― Eres una chupapollas.

― ¡Ahora te mato, te mato! ―irritada hasta las nubes, se lanza a golpearlo con la sartén pero Prusia está al medio tratando de controlarla, llamando a Bulgaria, quien deja su asiento agarrando de los brazos a Rumania.

Hungría y Rumania patalean haciendo mucho ruido, hastiando a Alemania que no ha podido terminar su discurso. Si no son Inglaterra y Francis, son esos dos. Los hace callar pegando un grito militar, tomando la atención de Prusia..., en general de todo el mundo.

Los Sartenazos son para Prusianos【PruHun】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora