Jamás pense que de un día para otro, mi vida cambiaría significativamente. El mundo se convirtió en un lugar de muerte, crueldad y sin la mínima esperanza de poder continuar de esa forma; pocos quedaron ante la indecisión de escoger rendirse o lucha...
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El sonido del piano inundaba por toda la sala principal, la castaña miraba recostada en el piano como los dedos se movían con delicadeza en las teclas dejando escuchar una agradable melodía.
-¡Muy Kate!- felicita aplaudiendo a la menor.- Haz mejorado mucho desde el primer día.
-Es todo gracias a ti Isa.- sonríe la pequeña algo tímida.- Eres la mejor profesora de piano que conozco.-la castaña la miro suavemente antes de abrazarla.
-Y tú eres la niña más inteligente.- dice Isabella al separarse de la rubia.
-¡Hola! ¿Alguien en casa?- se escucha que abren la puerta principal.
-En el estudió.- responde Isabella al escuchar la voz de Nate, su hermano mayor.
-Hola Kate.- saluda a la joven.
-Hola Nate.- sonríe ladina la rubia.
-¿Ya terminaron o interrumpo algo?
-Ya finalizamos por hoy.- responde su hermana ayudando a guardar las partituras en la mochila.
-Te espero en la cocina, traje tu comida favorita.- susurra hacia Isa y ella sonríe aún más.
-Recuerda que mañana no tendremos clases, hasta la otra semana Kate.- le informa encaminándola hasta la puerta.- Nos vemos preciosa.
-Hasta luego Isadora, adiós Nate.- se despide Kate de ambos. Cuando la chica sale del apartamento, Isadora cierra la puerta yendo a la cocina donde su hermano la esperaba con sushi en los platos.
-Ya he he dicho que te adoro.- dice Isabella con diversión sentándose frente a la isla de la cocina.
-Aja, cuando te conviene.- dice Nate haciendo reír a la castaña.
Isabella Miller era una joven que vivía a las afueras de Atlanta junto a su hermano Nate. La castaña amaba tocar el piano, era su fiel pasatiempo desde que tenía memoria, aunque no había tenido la oportunidad de poder ser reconocida como ella soñaba, así que daba algunas clases y así poder sustentar sus estudios en la academia de musica.
-Lily, ¿no has pensado en buscar un trabajo?- inquiere su hermano mientras comían.
-Ya lo tengo.- responde con obviedad.
-Me refiero a un trabajo de verdad.- la mira con seriedad.- Isabella, entiendo que ames enseñar a tocar el piano a los niños, pero eso no te deja lo suficiente como para vivir.
-Joder Nate, ¿Creí que ya habíamos hablado de eso?- Isabella lo mira cansada.
-Lo sé, pero enserio lo que gano apenas nos alcanza.- insiste.- Se que todo esa fascinación es porque mamá te lo enseño, pero no veo que tengas algún futuro.- ella había heredado el amor por el piano de su madre, aunque la muerte de la mujer más importante de su vida la dejó triste, sabía que ella estaría orgullosa que siguiera tocando y siguiendo sus sueños.
