iii. perséfone

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| viejas amistades

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| viejas amistades.

Dispuesta a irse, Altea intentó correr tras su nueva amiga, antes de sentir como alguien la agarraba del brazo, obligándola a mirar hacia atrás.


Su sorpresa solo fue aún mayor al ver quién había impedido su marcha, encontrándose con nada más y nada menos que su rival, a quien quería más que a nadie en la faz de la tierra.

Aquella persona con la que había mantenido una relación especial todos estos años atrás. Con la que, a pesar de las dificultades, había permanecido en todo momento. Nada podía detenerlos.

Claro, hasta que le pasó eso.

Los ojos de Altea permanecieron en Min Ho por un largo tiempo, hasta que se dio cuenta de que tenía que ir tras Kitty.

La chica de ascendencia griega por parte maternal tenía intención de seguirla, pero una mano agarrando su brazo se lo impidió. — No vas a irte de nuevo.

— ¡Altea! – gritó Quincy agarrando a la chica por la cintura, elevándola del suelo. Así, el chico le dió varias vueltas con alegría. — No puedo creer que seas tú.

— Dios, Q, eres muy intenso – comentó Altea rodando los ojos, intentando no hacer la situación más llamativa de lo que era.

La chica morena se tomó unos segundos para apreciar a su mejor amigo. Había cambiado tantísimo, pero de cierta manera, seguía siendo igual.

Algo en él había cambiado, era diferente a hace un par de años, pero en su sonrisa divertida, Altea pudo ver que seguía siendo su mejor amigo.

— Por favor, ¡Estás aquí! – exclamó Quincy con emoción. No creía que su mejor amiga había vuelto. En un momento dado había llegado a creer que la había perdido para siempre. — Si me preguntas, eo requiere mucha intensidad.

— Bueno... – contestó la chica cruzando los brazos, sin tener manera de rebatir las palabras de su mejor amigo.

Altea había echado mucho de menos a Q.

Este último año había necesitado tanto de su alegría y su manera de animarla en cualquier tipo de situación, que no tenerle fue una tortura.

Ambos siempre habían mantenido un vínculo especial, una amistad que solo ellos entendían.

— ¿No saludas? – le preguntó Quincy a Min Ho con picardía. Hasta ahora, este último se había limitado a observar la situación desde la distancia, sin querer intervenir.

Min Ho no quería dar el primer paso. Que Ha-neul estuviera aquí era tan... complicado.

Por una parte, había sido la persona a la que Min Ho más quiso por un largo tiempo. Estaba dispuesto a darlo absolutamente todo por ella.

odisea ; xo kittyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora