Ha-neul Altea Vasileiou es sin duda alguna, la reina de KISS. Lo ha sido desde que llegó al colegio en octavo curso.
Aún con esto, el comienzo de décimo curso se le complica cuando se dan una serie de circunstancias que le obligan a dejar su matríc...
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| falta de control
— ¡Ha-neul! – gritó Min Ho, una vez había procesado donde estaba, y lo que pasaba.
Y una sola palabra recorría constantemente su cabeza.
Leucemia.
¿Por qué? ¿Desde cuándo? ¿Acaso se había curado? ¿Por qué a Ha-neul?
Min Ho sabía a la perfección que su chica era dura como un diamante. Podía con todo lo que se le pusiera delante, lograría todo lo que se propusiera con creces.
Sin embargo, una enfermedad terminal era un tema completamente distinto.
— ¿Porqué no nos lo dijo? – preguntó Quincy, quien se sentía francamente traicionado. Así mismo, sentía cientos de puñaladas en su estómago por el dolor emocional.
Que su mejor amiga llegara a pensar que no podía contar con él, o que no hubiera estado ahí para ayudarla en el proceso, era algo que le mataba por dentro.
— ¡No lo sé! – contestó Min Ho alzando la voz, a la par que se frotaba las sienes con nerviosismo. No sabía cómo gestionar sus emociones, como manejar la situación.
Estaba acostumbrado a tenerlo todo bajo control, pero en estos instantes, se sentía perdido. No tenía ni la más remota idea de lo que hacer.
— ¿Fue la razón de su desaparición? – cuestionó Quincy, que estaba comenzando a unir hilos. Todo pintaba aún peor a medida que el chico continuaba teorizando. — Ella sabía que podíamos haberla ayudado.
— No hubiéramos podido – contestó Min Ho en un tono cortante, sin querer expresar ninguna emoción. Y la realidad objetivos es que los chicos no hubieran resuelto nada.
Se sentía un completo inútil, impotente a más no poder. ¿Que sentido tenía ser el mejor, si cuando tenía que actuar no podía decir nada? Era frustrante.
— ¡Hubiéramos podido estar junto a ella, que es más que suficiente! – y por primera vez en sus largos años de amistad, Quincy le alzó la voz a Min Ho.
Lo cierto es que el americano tampoco sabía muy bien qué hacer. Creía que Altea había desaparecido por asuntos familiares -dado que pertenecía a un largo linaje de arquitectos profesionales e importantes- pero jamás hubiera imaginado algo de esta magnitud.
— Chicos, hay que poner las cosas en perspectiva – sugirió Dae, a quien se le comenzaban a acumular los problemas. En esa inofensiva noche, todo iba de mal en peor.
— ¿Qué cojones hay que poner en perspectiva, Dae? ¿Que la persona a la que quiero tiene un cáncer incurable? – las lágrimas amenazaban con salir de los orbes oscuros de Min Ho. Pero no, no lloraría frente a sus amigos.
Se pasó tanto tiempo odiando a la persona que sabía con toda seguridad que amaba sobre todo, que ahora todo eso parecía una estupidez.
