Como la infinitud de la luna.

Prólogo

"Sin dar tiempo de que alguno reaccionara, su puño ya había estampado contra la mejilla de Josué, por un momento sentí como todo se congelaba..."

¿En qué momento llegamos a esto?  Es una larga historia, pero supongo que tenemos suficiente tiempo, así que solo tenemos que remontarnos unos cuantos años atrás. Cuando todos seguían creyendo que era un simple beta...

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Todo empieza un 04 de agosto del 2016, cuando yo tenía 12 años  y eran vacaciones de verano. Me encontraba con mi madre en el hospital de la ciudad para mi chequeo mensual. Ella tenía la esperanza de que ahora si salieran los resultados de mi casta y yo solo quería que dejaran en paz por un momento el tema de mi segundo género.

Tras pasar al consultorio y que mi madre hablara con la doctora que me atendería, me subí a la camilla y la doctora comenzó a revisarme, verificando así que estuviera bien de salud y luego procedió con los estudios, se  retiró por un momento y al volver, tenía una  cara difícil de descifrar, mi mamá me miró preocupada por un momento antes de observar a la doctora, quien se sentó en su silla mirándonos fijamente a mi madre y a mi. 

-"Bien esto...tengo los resultados del estudio"

-"Y bien ¿Qué salió...?"

-"Pues...parece ser que su hijo es un omega"

La doctora le extendió los papeles a mi mamá para que ella observara con sus propios ojos los resultados.

-"¿Qué significa esta R?"

-"Eso...quiere decir Recesivo..."

-"Recesivo...?"

-"Bueno, no son muy comunes y es muy raro que alguien se presente como un omega recesivo, sin embargo, su hijo así se ha presentado, y no hay nada que se pueda hacer por el momento"

-"¿Pero eso es malo? ¿Qué significa que sea recesivo?"

-"Bueno, no vendría siendo nada malo, no afectaría en nada en su salud. Solo que es más débil, con menor fertilidad, falta de estabilidad hormonal o en algunos casos problemas para controlarse"

-"..."

-"..."

Mi madre escuchaba atentamente a la doctora mientras yo me sentía aturdido con cada cosa que ésta decía.

-"Vealo como si fuera un Beta, el olor de sus feromonas es casi imperceptible por no decir completamente, su cuerpo no tendrá cambios tan notables como el de un omega común y corriente, lo que quiere decir que no se verá pequeño y de complexión delgada, ni se notaran sus caderas, solo existiría la pequeña diferencia de que si tendrá periodos de celo, aunque un problema significativo podría ser la gran irregularidad de este. Pero con la tecnología de hoy en día eso se puede controlar sin mucho problema, así que no se preocupe. Le entrego una lista con los supresores que su hijo debería consumir y un par de recomendaciones. Mucha suerte"

-"Si...gracias, con su permiso doctora"

-"No duden en venir conmigo si tienen alguna duda o problema"

-"Así será, muchas gracias"

Y luego de eso, regrese con mi madre al carro mientras intentaba salir de mi shock. Mi madre se quedó callada por un momento y yo esperé lo peor. Sin embargo solo suspiro y apretó mi pierna intentando reconfortarme. 

-"Todo estará bien, esto no afectará en nada, no le tomes demasiada importancia ¿Si?"

Levante mi mirada, chocando así con los ojos verdes de mi madre, los cuales yo también heredé, siendo esto lo único que yo tenía de parecido con ella.