28✓ Revelaciones

9 1 0
                                    

Me encontraba en mi casa, sintiendo una mezcla de enojo y confusión. Necesitaba hablar con Ferideh, aclarar las cosas y expresar mis preocupaciones sobre su relación con Abdon, que mierda había entre ellos dos, ella debía estar enfocada en ayudarme con el plan de salvar este lugar, de ayudar a Salvador.

Ya habían pasado tres días, habían pasado al purgatorio suficientes muertos, no quería permitir más, así que busqué a Ferideh.

Hemos estado quedándonos todos en una misma casa, en la mía, todos menos Austin que es literalmente mi vecino. 

—Ferideh, tenemos que hablar—Le dije en un tono serio pero calmado.

—¿Qué quieres ahora?—Preguntó con fastidio en su rostro. 

Me acerqué un poco más a ella, se encontraba en mi sofá, a pocos metros de nosotras Simeón leía un párrafo de algún comunicado que había publicado Abdon, pues nuestros dinggs habían sido decomisados.

—Te vi hablando con Abdon.—Dije directamente.—Me pareció sospechoso y necesito saber qué está pasando entre ustedes. 

—¿Qué te importa lo que haga con Abdon?—Respondió con un tono cortante.—No tienes por qué meterte en mis asuntos.

Mi mandíbula se tensó mientras luchaba por mantener la poca compostura que tenía. 

—No se trata solo de tus asuntos. Estamos en medio de una lucha por nuestras vidas, y Abdon no es alguien en quien podamos confiar.

Ferideh se levanta del sofá, se acerca a mi sigilosamente, por el rabillo del ojo noto como Simón se levanta de igual manera, está listo para intervenir en caso de que sea necesario.

Pero yo puedo sola con ella.

Siempre he podido. 

—¿Lo que quieres saber es si me estoy acostando con él?—Le importa poco que su novio de cientos de años esté escuchando esta conversación, pero siendo equitativa, él la engañó conmigo, no tiene porque protestar.—No soy una ofrecida como tu, pero si quisiera solo con abrir las piernas lo tendría en la palma de mi mano, no estés celosa.

Ilusa. 

—No tuve que ofrecerle nada, él vino a mi, igual que Simeón.—Obviamente estoy mintiendo, pero Ferideh abre tanto los ojos por la sorpresa que no pienso desmentir nada, también estoy siendo una perra con ella, pero algo dentro de mi piensa que nos va a traicionar, que está jugando sola.—Se trata de lealtad y de no dejarnos llevar por las manipulaciones de Abdon. Hoy han pasado suficientes de nosotros al purgatorio y siento que solo estas pensando en ti misma, en salvarte. 

—Tú no entiendes nada, Celeste. No sabes lo que es tener verdadero poder y lo que se necesita para mantenerlo.—Me miró con desdén—Solo puedes manipular con lo que tienes en medio de las piernas. 

Me reí.

—Pero ha servido más lo que tengo en medio de las piernas que tu putrefacto cerebro.—Declaré, mientras empezaba a salir agua de sus manos—No pienses humillarme porque nada de lo que digas lo hará, solo no quiero enterarme de que nos traicionas porque verás este puto lugar arder, no necesitarán de Abdon para hacerlo, yo misma me encargaré. 

Terra alguna vez me dijo que los elementos nunca se traicionan, pero en este preciso momento no quiero tener en cuenta sus palabras, no las creo. 

Salí de mi puta propia casa empujando a Simón que quería detener mi paso, tuve que caminar aproximadamente cuatro cuadras para llegar a un parque, ya que Abdon no contento con quitarnos nuestros dinggs también nos había quitado todos los vehículos. 

Después De La Muerte©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora