Pero no,

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Cuando llega el día de la presentación, todo es un desastre.

Mejor dicho, Jimin lo es. Varios estudiantes ya están esperando en sus asientos la gran apertura del evento de Navidad, los puede ver a través de la rendija de las cortinas de la sala de teatro de la escuela. ¿Desde cuándo tanta gente se interesa por ese tipo de actuaciones?

—Todo va a estar bien, corazón —le tranquiliza Hyejin con una mano sobre su hombro.

—¡Sí, Jimin-ah, sé que lo harás excelente! —Trata de animarlo Yongsun—. Además, no olvides que estaremos aquí, cubriéndote las espaldas.

Y así el resto de sus compañeros le dicen frases parecidas, pero lo único que Jimin puede escuchar en ese momento son los acelerados latidos de su corazón. Además de la voz constante en su cabeza que le asegura que solo hará el ridículo en el escenario.

—¿Cantar? ¿Te gusta cantar?

Esas palabras lo golpean de pronto.

Porque nunca olvidará lo decepcionada que Heesoo se vio cuando se las soltó. Apenas la llevaba conociendo una semana en ese entonces, pero estaba tan asustado de perder el cariño que ella le había dado en esos pocos días que tuvo el impulso de llorar al instante.

Era la primera vez que una persona había estado dispuesta a dárselo sin que fuera alguna niñera de las que su padre siempre contrataba. Así que por eso se portaría bien y haría caso en todo.

—No dudo que seas bueno en eso, Jiminie, pero yo sé que estás hecho para cosas grandes, para cosas que valen realmente la pena. Siempre recuérdalo.

Cantar no es ni será nada especial, Heesoo se lo había hecho grabar al pie de la letra.

Y es por eso que ni la sonrisa de hoyuelos del profesor Kim causan algún efecto en él. Porque ahora en vez de sentirse extremadamente nervioso, lo que quiere hacer es decirle que desiste, que no se va a subir a un maldito escenario, que esto no es para él.

Sin embargo, cuando su atención se dirige hacia Yoongi, su voz parece comprimirse y su voluntad de irse flaquea. ¿Cómo podría hacerlo al verlo con los ojos cerrados, tomando una bocanada de aire, mientras sus manos se retuercen contra las teclas del piano?

Esta presentación es importante, es importante para él. No puede arruinarlo de esa manera, aunque siente que de todas formas lo hará cuando sea la hora de cantar y no salga nada de su garganta.

—Solo faltan unos minutos para que comiencen —les avisa el profesor Kim—, ¿están listos?

Todos les responden un "sí" definitivo en sus respectivos lugares, pero Jimin ni siquiera capta lo que pasa a su alrededor hasta ese punto. Su voz se había vuelto a estancar, pero esta vez por las enormes ganas que tenía de vomitar.

«Dios, Park Jimin, eres un desastre», se reafirma a sí mismo.

Estaba tan perdido en esos pensamientos, con una de sus manos agarrándose con fuerza de la base del micrófono para seguir conectándolo con la realidad, que no notó que alguien se acercó a su izquierda para tomar su otra mano, la que estaba colgando a un costado de su pantalón, con suavidad.

Jimin trata de enfocar su mirada con lo que lo rodea, solo para encontrarse con la de Yoongi. Él le da un ligero apretón a su mano a través de sus largos dedos, y por si no fuera suficiente, al mismo tiempo le muestra una pequeña sonrisa.

Una pequeña sonrisa que luce tan diferente en su rostro que incluso llega a las esquinas de sus ojos.

El mundo entero de Jimin se podía concentrar solo en esa sonrisa.

Alianza Equivocada | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora