One Shot: I'm singing my blues.

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Luego de un ajetreado día laboral, Yoon Eun Hye debe regresar a su hogar. Es tarde, más de su habitual hora de salida. La oscuridad ha invadido las calles de Seúl y quienes vuelven a casa lo hacen con prisa. Ella también debería hacerlo de la misma manera, pero aún espera a que le entreguen un informe muy importante que debe adjuntar a un archivo para la junta administrativa del día siguiente. Podría hacerlo mañana, antes de la reunión; pero prefiere tener todo listo con anticipación para no estresarse más, pues sabe que será más atareado que hoy.


Eun Hye asoma curiosa por una de las ventanas que conforman el enorme edificio, como para confirmar que el manto negro de la noche se ha posado sobre la ciudad. A pesar de que se encuentra a veinte pisos de altura, puede observar cómo las copas de los árboles se mecen al compás del viento invernal. Como si fuese capaz de sentir el frío, cruza en el pecho los brazos y los frota suavemente. Permanece de esa manera, absorta en sus pensamientos, hasta que la voz de su asistente rompe bruscamente su concentración.


—El informe está listo, señorita. Aquí lo tiene. —Lo entrega dubitativo en las manos de la chica, pues se ha percatado de que la ha sobresaltado por haber entrado a la oficina sin antes llamar—. Lo siento —se disculpa vergonzoso, esbozando una nerviosa sonrisa.


—Está bien, no te preocupes —responde ella amablemente—. ¿Están las copias correspondientes también? —pregunta, al mismo tiempo que toma el montón de papeles y lo revisa.


—Sí, señorita. ¿Puedo ayudarla con algo más?


—No, gracias. Has trabajado duro. Puedes marcharte —indica sin voltear a mirarlo, guardando el informe en uno de los cajones de su escritorio. Antes de que el joven abandone el despacho, exclama—: ¡Espera! ¿En... en cuál autobús te vas a casa?


-Ah... Yo... Mi novia está esperándome en el estacionamiento; iremos en su coche —contesta confundido, desde el umbral de la puerta.


-Ya veo... Bien, nos vemos mañana. Descansa. —Lo despide con una reverencia. Toma su abrigo, lo pone sobre sus hombros y sale de su oficina minutos después que su asistente.


Mientras camina hacia el lugar donde debe esperar el autobús que la llevará a casa, recuerda aquel fatal percance por el cual aún teme conducir. Tres años atrás estuvo involucrada en un grave accidente automovilístico por el que casi pierde la vida. La compañía aseguradora confirmó que el coche sufrió daños irreparables. Ella permaneció en coma durante dos semanas, y hospitalizada un mes.


Debido a todo aquello, también le tiene un profundo terror a la oscuridad. Tolera estar en la penumbra, sí, pero lo detesta, porque irremediablemente recuerda lo que vivió. Aquel espantoso infortunio ocurrió precisamente de noche, cuando regresaba a su hogar después de haber salido tarde del trabajo; igual que hoy.


Finalmente aborda el autobús. Durante el trayecto no puede evitar pensar que tendrá que caminar a lo largo de aquella oscura calle que tanto la inquieta. Podría llegar más rápido a su vivienda si tomara la avenida que se halla al otro extremo de la que tanto la intimida. Pero a esta hora siempre deambulan hombres borrachos que intentan propasarse con las chicas que se atreven a cruzar por allí.


Mas no sólo es la opacidad lo que la asusta, hay algo más. Cada año, en cierta fecha y en cierto lugar de esa misteriosa calle, un melodioso silbido y un tenebroso tarareo se escuchan cuando pasa cerca de un frondoso y viejo árbol, el mismo en el que estrelló su auto tres años atrás. La procedencia de esos extraños sonidos es totalmente desconocida y eso lo hace más terrorífico para ella. Sin embargo, es una muchacha valiente y diariamente desafía sus temores al transitar a pie la misteriosa vía.

One Shot: I'm singing my blues. (K-POP) [BIGBANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora