"Capitulo 3"

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"Eva"

Horas antes de la reunión.

Ya lo tengo decidido. Me levanto de la mesa. Si ellos quieren seguirnos, que lo hagan. Al igual, tenemos al gobierno en nuestras manos. Estoy harta de escuchar que nos matarán; ya sabemos quiénes vienen.

—Hablé furiosa—. Yo siempre voy un paso adelante. Yo soy la puta ama de la mafia italiana, y el gobierno tiene que lamerme los pies porque sabe que lo puedo acabar en un chasquido de dedos.

Salgo molesta del almacén con ganas de romperle el cuello a alguien; todos son unos inútiles que solo viven quejándose. Llego a mi recámara y me quito toda la ropa, lleno la bañera con agua fría y me meto en ella. Tal vez así logre que me baje mi rabia.

—Señora Eva—, entra mi sirvienta, —la busca la señorita Zara.

—¡Ah, mierda! Yo no puedo tener un segundo de paz—. Me salgo de la bañera y me pongo mi bata de baño para recibirla.

Bajo a la sala y está ahí con su carita de ángel, siendo la típica niña que es tan inocente y no conoce lo malo de la vida.

—Bienvenida—. Me acerco y le doy un beso en la mejilla. —Ven, siéntate aquí—. Caminamos hasta los sofás.

—Disculpa si vine aquí sin avisar; solo que necesitaba salir de casa—. Me mira y se le nota que ha estado llorando. —Mis padres volvieron a pelear, y él le pega a mamá, y no sé qué hacer—. Comienza a sollozar. —¡Ayúdame, Eva!

—Okay, bueno. ¿Y si te vas de tu casa y así no ves más eso?—. La miro y algo se me remueve en el estómago.

—No creo que pueda; de hecho, yo y mamá nos íbamos a ir, pero mi padre nos descubrió y casi mata a mamá y a mí—. Responde casi en un susurro.

—Bueno, y si te mudas conmigo—. Le digo con una sonrisa, y sus ojos se iluminan.

—¿En serio?—. Dice con una sonrisa.

—Claro, puedes venir a vivir aquí conmigo; además, tu padre no me hará nada, ni a ti tampoco—. Su alegría se contagia, y le sonrío también.

—Okay, bueno, mañana vendré en la tarde y le diré que me quedaré en casa de mi amiga, y de ahí que se joda—. Dice casi que saltando de la alegría.

—Tranquila—. Río junto con ella.

Después de que Zara se fue, me terminé de arreglar y me puse un vestido negro; el pelo lo dejé suelto, me maquillé con sombras negras y los labios rojos; mis tacones de color rojo también, y me dispuse a ir a ver las épicas peleas que se dan.

Me siento en lo más alto, y van pasando varios; lo que más me sorprende son tres mujeres, tienen un estilo para pelear y saben cómo y dónde golpear.

—¿Cómo se llaman ellas?—. Digo mientras me saboreo un buen ron de años a los labios.

—No sé, Señora; solo sé que son nuevas y han sido muy recomendadas—. Me mira mi fiel sirviente.

—Las quiero a ellas—. Lo miro para que las vayan a buscar, y este claramente me entiende porque se va.

Después de las peleas de las mujeres, pasan los hombres; ahí muchos buenos, pero el último de todos me deja aún más sorprendida; no pelea con armas ni con nada, solo con sus puños. Se quita el suéter y se nota que entrena, y comienza a lanzarle puños a los que se le vienen encima; a los pocos minutos acaba con todos y mira a dónde yo estoy, pero vuelve a dónde está mi fiel sirviente con las mujeres, y este se viene hacia dónde estoy yo.

Me levanto a recibirlos.

—Benvenutos—. Digo con una sonrisa en los labios.

—Señora, he aquí los mejores luchadores de la noche—. Se pone a mi lado mi fiel hombre.

—È bello averti qui stasera—. Me les acercó a pasos lentos. (Es un placer tenerlos aquí esta noche)

—El placer es nuestro, señora—. Dice el hombre que está en frente a mí, haciendo que los bellos se me ericen con su voz bastante gruesa.

—Mmmmm—. Muerdo mi labio inferior.

—Estuvieron muy bien en la pelea de la reunión; tienen el placer de hablar con su señora y ama de la mafia italiana, "Eva", así que díganme, ¿por qué están aquí?—.

—Porque queremos servirle a usted y ser parte de la mafia—. Dice una de las chicas.

—Mmm, eso es bueno—. Los rodeo a los cuatro.

—¿Y tú?—. Sonrío pícara.

—Lo mismo que a ellas, señora—. Dice con seriedad.

—Bueno—. Me volteo y camino a dónde estaba. —Llévalos a las habitaciones y mañana a primera hora en mi sala—. Dicho eso, me voy a mi casa a dejar de pensar en su voz tan ronca y sexy que se escuchaba.

No es que me haga falta sexo, pero la voz de ese hombre... Me erizo los vellos.

—Ufff, mierda—. Me quito los tacones y me siento en el espejo a quitarme el maquillaje.

Después de tomar otra ducha, me voy a dormir y sueño que estoy con ese hombre y mientras me embiste duro, me habla en italiano al oído con su voz ronca, mientras yo grito del placer y disfruto.

Me levanto con el corazón acelerado y siento mi entrepierna húmeda; siento una calor horrible. Miro la hora y son apenas las 3:00.

No sé por qué soñé con ese hombre, si ni siquiera lo conozco. ¿Será por la falta de sexo que tengo? Dudo mucho; yo siempre me he sabido contener y casi nunca tuve sueños así.

Me tiró a la cama, frustrada con el coño húmedo y pensando en ese hombre.

Vaya pero Evalunaaaaa que es lo que te pasaaa que haces pensado en Isaiyak.
Buenos chicas aquí está otro cap con mucho cariño las amoooo mucho

Spoiler: el otro capítulo puede ser que hayaaaa besitos por aquí besitos por allá jejejejeje las amo
Cuidense coman mucho y vistanse seisiiis
Byeeeee

(Capitulo resubido y corregido)

"Cenizas" (Libro Nro¹) (Trigologia Fuego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora