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SeHun se quedó mirando el pequeño y alegre culo colgando frente de él y no sintió nada. No tenía ganas de azotar el culo, no necesitaba ver sus marcas enrojecer en los redondos globos.

Ni siquiera estaba duro. Sentía una abrumadora sensación de pérdida. Había estado muy seguro que traer a casa a otro sum para jugar curaría la extraña obsesión que tenía por ChanYeol. Había estado seguro de que sería capaz de quemar el control que este tenía sobre él y volver a ser un Dom controlado, a cargo de sí mismo y su sum.

En cambio, sintió que su corazón estaba siendo arrancado de su pecho. Los dedos de SeHun se apretaron alrededor del flogger en su mano. Trató de alejar esos sentimientos.

Necesitaba renovar su interés en la flagelación del hombre que tenía delante.

Tenía que estar controlado.

Todo lo que podía ver era la angustia y la desesperación en el rostro de ChanYeol cuando el hombre le rogó que echara a Taemin. SeHun podía ver caer el rostro de Loey a su fría respuesta mientras estaba todavía arrodillado en el suelo delante de él, e hizo que el corazón de SeHun se sacudiera.

Se dio cuenta que había recuperado su control, algo, pero ¿a qué costo? Mirando hacia atrás a los últimos días… La forma en la que ChanYeol le había suplicado, la manera en la que había utilizado su palabra de seguridad. Oh, Dios. ¿Qué había hecho?

Había roto a ChanYeol, la única cosa que un Dom nunca debía hacerle a un sumiso.

SeHun cogió el mando a distancia y bajó Taemin al suelo. La luz se encendió en su cabeza, tenía su respuesta. La salvación no residía en huir de ChanYeol, sino en que no necesitaba un sumiso sustituto. Tenía que echar a Taemin e ir a hacer las paces con ChanYeol. Quería a su sum. Quería a ChanYeol.

—Voy a decirle a Jonny que te pida un coche, Taemin —dijo SeHun mientras ayudaba al hombre con las ataduras—. Gracias por tu tiempo.

—¿Me estás despidiendo?

SeHun trató de sonreírle al sum pero supo que no lo había logrado cuando las cejas de Taemin se dispararon hacia arriba.

—Me disculpo, Taemin. No eres tú.

—Es él, ¿no es así? —Taemin hizo un gesto hacia la puerta por donde había salido ChanYeol.

SeHun asintió.

—No lo habría creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos. —Taemin se rio entre dientes ligeramente, sin verse incómodo—. Oh SeHun, el Dom de los dominantes, cayendo por un sumiso.

SeHun pasó la mano por la parte de atrás de su cuello mientras sus mejillas se sonrojaron. —Sí, bueno, ¿qué puedo decir? ChanYeol es un sumiso único en su clase.

—No puedo decir que no extrañaré nuestras pequeñas escenas juntos, pero te deseo toda la felicidad con tu sumiso.

—Gracias, Taemin. —SeHun estaba un poco sorprendido por la reacción de Taemin al ser despedido—. Eso es muy amable de tu parte, dadas las circunstancias.

Taemin se encogió de hombros mientras empezaba a ponerse la ropa. —Eso es todo lo que cualquiera de nosotros realmente quiere, SeHun, alguien a quien pertenecer a largo plazo. Después de escuchar a tu pequeño sum pedirte que me enviaras lejos, sospecho que eso es lo que él quiere.

SeHun hizo una mueca. Creía que Taemin tenía razón, y si la tenía, SeHun tendría mucho trabajo con ChanYeol. Lo primero que tendría que hacer era convencer al hombre de que podían tener algo juntos. Sospechaba que podría mendigar un poco por su parte.

Había sido muy duro con ChanYeol desde el momento en el que se conocieron. Ni siquiera había contemplado la idea de que podría ser feliz con un contrato de exclusividad con un solo sum, pero cuanto más pensaba en ello, mejor sonaba la idea.

𝚜𝚞𝚖 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 || 𝐬𝐞𝐲𝐞𝐨𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora