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Vemos ya el flashback sin ellos, Amelia está en una cama de hospital, poco a poco despierta, es su mismo cuerpo, su memoria está intacta, porque en su mente aparecen rápidamente unas imágenes del momento en que llegaron peleando a la oficina.

Cuando sus ojos están totalmente abiertos, lo primero que nota es a Henry a su lado, sentado, con ambas manos en posición de rezo o súplica, tapan su rostro, abre sus ojos y se cruzan con los de ella.

Aliviado porque Amelia ha despertado, se levanta para tocarle la mejilla, le sonríe, está por palpar su rostro para acariciarle la frente y besarla, pero ella se mueve para evitarlo, sus ojos, mitad café, mitad dorado, reflejan un enorme terror por estar cerca de él.

Amelia hiperventila, quiere salir huyendo, gritar, pero no le es posible, porque nota que tiene una serie de tubos en su garganta, en la boca, entonces trata de arrancárselos, se mueve como loca, pero nota en ese momento que está sujeta de manos y pies a la cama.

Mira sus extremidades, luego a su alrededor y se da cuenta que no es una habitación de hospital, si bien la cama sí lo es, el lugar no, está en la parte escondida del museo, el lugar que había sido alguna vez su vieja habitación de grandes mosaicos de ladrillos blancos.

De nueva cuenta se vuelve loca, se desespera y se mueve tanto como puede para zafarse, pero lo único que consigue es lastimar sus muñecas y que las lágrimas caigan a mares por sus mejillas. Está totalmente asustada, tan aterrada, porque con cada mirada a Jekyll recuerda lo que pasó, él con las mejores intenciones trata de controlarla acercándose, pero solo consigue que se ponga peor, que deba intervenir alguien para sedarla y así esté tranquila.

La momia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora