11. Día Veintisiete

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Quedaban pocos días para volver a la rutina. La idea de volver me provocaba felicidad y miedo.

Felicidad, ya que me esperaba mi primera mudanza. Pero miedo por poder perder todo lo conseguido en el sur.

Me encontraba en la terraza trasera, tumbada sobre una de las dos tumbonas que decoraban el espacio.

La morena a mi lado, no dejaba de pasar las yemas de sus dedos por mis brazos. Provocando una relajación bastante grande.

-¿Qué piensas tanto? -Preguntó curiosa-.

-En todo y en nada... -Respondí con sinceridad. -Creo que estoy dándole muchas vueltas al asunto... Y eso me desespera-.

-Es normal...-.

-¿Puedo preguntarte algo? -Me atreví a decir-.

-Ajam-.

-¿Recuerdas cuando tuvimos una conversación en la terraza un día después a que nos besáramos? -Pregunté mirando hacia el horizonte-.

-Sí, como pa no. -Soltó una pequeña risita-.

-En aquella conversación, yo te agradecía por haberme salvado y no haberme dejado en mitad del mar-.

-Sí-.

-Y tú me respondiste con algo que... No entiendo. -Suspiré. - Me respondiste con "¿Tan monstruo soy?" o algo así. ¿A qué te referías con eso? -La miré. -Bueno... te pregunto esto, pero responde si quieres-.

-Pues... -Se colocó boca arriba. -Sabes que desde que era pequeña, mi... abajo...-.

-Tu polla-.

-Joder Alba-.

-Qué pasa con tu... Tilín-.

-Pues que siempre me han echo bullyng por mi.... Tilín-.

-Sí-.

-Y pues quieras o no... Afecta. Terminas creyéndote lo que te dicen y tu mente empieza a pensar "Si tanta gente me lo dice, será por algo"-.

-Por que son gilipollas-.

-Pero cuando eres una cría, una adolescente y creces escuchando que eres un monstruo... Te lo terminas creyendo, aunque no lo seas, y aunque seas la mejor persona del mundo... Terminas creyéndote cualquier basura... Y desde muy pequeñita he estado yendo a terapia y todo bien y hace mucho que no lo pensaba-.

-Pero te salió. -Respondí con delicadeza-.

-Sí. Estaba enfadada... Mi ex me había dejado por mi tilín-.

-No te ha dejado por eso Natalia, te ha dejado por gilipollas-.

Ella levantó sus cejas en señal de asombro, mientras giraba su rostro para mirarme.

-Osea.... Gilipollas ella... No tú. -Hablé rápidamente-.

-Ya... Pero pues el motivo era mi tilín, y pues... -Volvió a girar su rostro, dejando su rostro hacia arriba. -Mi tilín crecía, cuando te veía, y eso era un problema-.

-Pero no hacías nada Natalia. -Agarré su rostro que miraba hacia el horizonte y hice que me mirase. -Si en vez de actuar como has actuado, hubieras actuado de otra manera, otro gallo cantaría, ¿Sabes?-.

-No entiendo-.

-Mira, que tu... Tilín crezca es una reacción normal, al igual que las vaginas se mojan-.

-Pero no se nota cuando un toto está mojado, el tilín si se nota cuando está....-.

Una carcajada salió de mi boca.

572 km 「Albalia G!P」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora