Capítulo 23: Enfermo de fiebre.

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― ¿Estás solo en casa? ―. Dexian escuchó esa pregunta tras contestar el teléfono y por alguna razón el tono de la voz de su alfa le heló el corazón. Tras la pequeña broma de la fotografía había sido castigado de formas que no sabía que se podían emplear para esos fines, todavía temblaba ligeramente mientras intentaba vestirse de manera decente para despedirse de él y luego asistir a su reunión.

Y sin embargo estaba demasiado disperso como para pensar con claridad qué demonios ponerse, su lobo temblaba en su interior como un gatito asustado y no terminaba de encontrar el centro de sus pensamientos y su realidad. Solo lograba evocar las palabras que su alfa le había dicho al oído y que lo habían llevado a explotar como una pequeña y palpitante bomba atómica en su cama. Pero, sus ganas de estallar no cesaban. ―Si, estoy solito en casa― contestó, mordiéndose los labios con delicadeza.

―Estaré ahí en cinco minutos, bebé― le escuchó decir a su sexy hombre. ―Espérame con el bonito pantalón blanco que tenías hace rato. Solo con eso―.

Dexian palideció, nervioso y corrió a buscar el pantalón de pijama que a esas alturas no tenía idea de donde estaba. Se quitó toda la ropa a prisa, humectó sus labios con uno de sus humectantes con tono rosa y sin saber muy bien cómo de pronto se encontró tirado de rodillas en el suelo alfombrado de su habitación, con la mirada en el suelo y el corazón palpitando tan a prisa como siempre que él se le acercaba. En los últimos días, aquella era la velocidad natural de su corazón, la taquicardia incipiente e imparable, que lo invadía a cada rato y no lo dejaba respirar.

Unos minutos después, vio como unos lustrados zapatos de cuero negro se deslizaron despacio a través de su puerta y solo atinó a cerrar los ojos y bajar un poco más la cabeza, ansioso por saber qué otras cosas podría hacerle sentir ese alfa tan colosal.

Lorcan caminó despacio hasta la habitación que conocía tan bien, esa en la que había besado a su pequeño omega en celo por primera vez y detonado un montón de encuentros y nuevos besos que no quería que pararan jamás. Mientras caminaba hacia su chico, se desanudó despacio la corbata y la deslizó fuera de su cuello. El pedazo de tela negra alargada reposaba inerte entre sus manos, mientras admiraba la adorable sumisión de su omega arrodillado, e intentaba limitar su impulso de metérselo allí mismo hasta romperle las entrañas. "No hasta que pase su exposición" se dijo a si mismo, y se acercó un poco más.

Dexian tenía la mente nublada y perdida en una incertidumbre dolorosa, sus manos suaves estaban enlazadas tras su espalda y podían alcanzar sin problemas la fuente de humedad que se resbalaba por sus muslos delgados. El aroma de Lorcan era insoportable, tan denso y pesado que tenía a su lobo completamente mareado en su interior.

―Tu pequeña travesura causó un problema del que tienes que hacerte cargo― dijo el alfa, mientras tomaba a Dex por la barbilla para levantar su cabeza. El omega no abrió los ojos, en cambio los apretó más e intentó con dificultad respirar por su boca entreabierta. Lorcan lo rodeó y colocó la corbata sobre sus ojos con un poco de fuerza para evitar que se cayera, pretendía que su omega resolviera la erección que le había causado, pero aún no lo dejaría ver lo que tenía para darle.

Dexian asintió con la cabeza notando como su alfa le vendaba los ojos. No era normal el calor descomunal que despedía por su pecho y por sus labios, no era normal la cantidad de líquido pegajoso que excretaba sin parar por su trasero ardiente, sin siquiera haber sido besado. Y de pronto descubrió que la venda en sus ojos, la oscuridad, el aroma de su alfa tan profundo en su interior, la inercia de su cuerpo y su completa falta de control de la situación lo estaban llevando a conocer un nuevo lugar, uno donde su cuerpo quería dolor y maltrato, uno donde su lobo se apoderaba de su noble conciencia y lo llevaba a llorar bajito por la intensidad de sus ganas de ser jodido por él.

Y todo ardía en azul ❀ By LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora