¿Cómo oras? ¿Alguna vez "clamas" a Jesús con profunda convicción e intensidad? Este hombre ciego, Bartimeo, nos da un maravilloso ejemplo de cómo debemos orar a nuestro Señor. En primer lugar, el hombre ciego estaba en un estado de necesidad. Su ceguera simboliza todas las debilidades y necesidades que tienes en la vida. Entonces, ¿con qué luchas más en la vida? ¿Cuál es tu pecado habitual más grande? ¿O qué te causa más aflicción?
Reconocer nuestras debilidades es el primer paso. Una vez que somos conscientes de nuestras mayores necesidades, también debemos "clamar" a nuestro Señor, tal como lo hizo Bartimeo. Al escuchar que era Jesús, Bartimeo de alguna manera percibió en su alma que Jesús quería curarlo. ¿Cómo percibió esto? Escuchó la voz de Dios en su interior. Sí, escuchó el alboroto de muchas personas hablando de Jesús mientras pasaba. Pero solo eso no podría haberlo llevado a clamar y saber que Jesús era la fuente de la misericordia que necesitaba. Lo que lo impulsó fue la clara voz de Dios, una inspiración del Espíritu Santo en su alma, revelándole que necesitaba a Jesús y que Jesús quería curarlo.
Al principio, los que estaban cerca de él reprendieron a Bartimeo y le dijeron que se callara. Y si Bartimeo hubiera sido débil en la fe, podría haber escuchado a la multitud y, desesperado, haber permanecido en silencio. Pero está bastante claro que él no solo ignoró las reprensiones de los demás, sino que "clamaba aún más".
Bartimeo nos muestra aquí un doble testimonio de cómo debemos acudir a nuestro Señor. En primer lugar, debemos percibir Su presencia suave pero clara en nuestro interior. Debemos reconocer Su voz y Sus inspiraciones de gracia. Él quiere sanarnos, y Su presencia en nuestras vidas debe ser percibida en nuestro interior. En segundo lugar, debemos fijarnos intensamente en esa voz interior. Las multitudes que reprendieron a Bartimeo son símbolo de las muchas "voces" y tentaciones que experimentamos en la vida y que intentan alejarnos de clamar con fe y fervor al Dios que nos habla. Nada debe impedirnos tener una determinación total para llamar a Jesús con nuestra necesidad.
Reflexiona hoy sobre Bartimeo como una imagen de ti mismo. Mírate a ti mismo en una necesidad desesperada de nuestro Señor y escucha Su voz clara. ¿Lo oyes? ¿Sientes que Él pasa cerca? A medida que lo haces, clama a Él con fervor, intensidad y convicción. Y si encuentras que hay tentaciones que intentan silenciar tu oración y fe, aumenta tu intensidad y clama "aún más" a nuestro Señor. Él te escuchará, te llamará hacia Sí mismo y te dará la gracia que Él desea concederte.
Mi misericordioso Jesús, Tú pasas constantemente, atrayéndome hacia Ti con Tu presencia divina. Dame la gracia que necesito para ver mi necesidad y clamar a Ti con todo mi corazón. Que nunca me desvíe de esta oración ferviente, querido Señor, y cuando la tentación se presente, que clame aún más. Jesús, confío en Ti.
Además, recuerda que la oración no solo es un acto de pedir, sino también de escuchar a Dios. Mantén tu corazón abierto para recibir las respuestas y las inspiraciones que Él quiere darte. Busca momentos de silencio y reflexión en tu vida diaria para estar en sintonía con la presencia de Dios.
Finalmente, confía en que Jesús escucha tus oraciones y que desea concederte la gracia que necesitas. Ten fe en Su bondad y misericordia, sabiendo que Él está siempre dispuesto a ayudarte y sanarte. Mantén una actitud de confianza y entrega en tu relación con Él.
Recuerda que la oración es una comunicación íntima con Dios y que Él te ama profundamente. Persevera en tu vida de oración y confía en que Él está obrando en tu vida de formas que quizás no puedas ver de inmediato. Continúa clamando a Jesús con fe y esperanza, y Él te guiará y te sostendrá en todas tus necesidades.