◇The other side of paradise◇

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El público enloqueció cuando la voz del presentador resonó por los altavoces:

"¡Y demos la bienvenida a la estrella de la noche... Jeff Satur!"

Los gritos de los fanáticos llenaron el recinto mientras Jeff subía al escenario. Habían pasado siete años desde aquella ruptura con Barcode, y, aunque jamás lo admitiría en voz alta, seguía recordándolo. Detestaba hacerlo. Desde que Barcode lo dejó, su propio nombre, Worakamol Satur, había comenzado a disgustarle. Aquel nombre fue el que Barcode pronunció para terminar con él, y desde entonces, Jeff sentía que había quedado atrapado en los restos de su juventud, en los resquicios de un amor fallido.

A sus 28 años, era una estrella del rock, el centro de atención en cada concierto, pero por dentro, todo era distinto. Su fama se había construido sobre la fachada de un hombre inalcanzable, alguien que coqueteaba sin intención de comprometerse. Sus fanáticos adoraban a ese Jeff, el calienta corazones sin sentimientos reales. Pero lo que nadie sabía era que detrás de todo ese brillo, Jeff estaba solo. Por más gritos que lo llamaran, siempre había una sola persona a la que deseaba escuchar, y esa persona ya no estaba.

Desde el escenario, Jeff cantaba sin emoción genuina, interpretando canciones que no resonaban en su interior. A pesar de su éxito, se sentía vacío, aún atrapado en el recuerdo de aquel joven moreno que, en su momento, fue incapaz de soportar su furia. Sabía que Barcode lo había dejado por su propio bien, pero el dolor persistía. A menudo, Jeff se imaginaba a Barcode con alguien más, y ese pensamiento lo carcomía. Sabía que el moreno probablemente había seguido adelante, pero él... él seguía anclado en ese amor perdido.

"Oh, Barcode", pensaba a menudo. "Sé que tú lo superaste, pero yo sigo aquí, atrapado en esta jaula de lujuria y tristeza. Cada día duele un poco menos, pero aún me siento jodidamente muerto desde que te fuiste".

A pesar de todo, Jeff no podía dejar de buscar en los ojos de los demás aquel brillo especial que solo había visto en Barcode. Ninguna mirada era como la suya. "Sin ti, no tengo cielo al cual mirar", pensaba mientras sus dedos recorrían las cuerdas de la guitarra, creando melodías que para los demás eran hermosas, pero que para él eran solo el eco de su propia desesperación.

El pasado lo asfixiaba, pero Jeff había aprendido a ocultarlo detrás de una sonrisa. A nadie le importaba lo que estaba sufriendo. Él era la estrella, y su trabajo era brillar.

Esa noche, Jeff estaba en California, en un club nocturno de lujo, donde su presencia había atraído a una gran multitud. El lugar comenzó a llenarse de gente después del concierto, y el ambiente rápidamente se volvió sofocante para él. Decidido a escapar, empezó a recoger sus cosas, buscando una salida antes de que el bullicio lo abrumara.

—¡Hey! ¿Por qué te vas tan rápido, Satur? —interrumpió Mile, su guitarrista, bloqueando la puerta del camerino con una sonrisa—. Vamos a divertirnos un poco. No tenemos muchos días libres este mes, y California es hermosa. ¡Hay que aprovechar!

Jeff lo miró con frustración, intentando ignorarlo mientras continuaba con sus preparativos para irse, pero Mile insistió, empujando un vaso de whisky hacia él.

—Vamos, hombre, recién son las 8 de la noche. Necesitamos relajarnos un poco —añadió con una sonrisa traviesa.

Con un suspiro resignado, Jeff tomó el vaso de sus manos. —Está bien, cejón, vamos a divertirnos —respondió, devolviéndole la sonrisa, mientras Mile fingía ofenderse por el apodo. Entre risas y empujones, ambos salieron del camerino.

Al llegar al área común, Bible, otro de los músicos de la banda, los recibió con una carcajada. —¿Dónde se habían metido? ¡Se perdieron un buen espectáculo en la entrada! —dijo, señalando hacia el bar.

Jeff, siguiendo la dirección de su dedo, sintió que su corazón se detenía.

Ahí, entre la multitud, lo vio.

Barcode.

Se veía increíble, riendo mientras caminaba hacia la barra, como si el paso del tiempo no lo hubiera afectado en absoluto. Su apariencia era tan perfecta que, por un momento, todo a su alrededor desapareció. Los años se desvanecieron, y de repente, fue como si Jeff tuviera 21 años de nuevo, deseando con desesperación volver a ese tiempo en el que podían mirarse a los ojos sin que nada más importara.

La mirada de Barcode se encontró con la de Jeff.

El mundo se detuvo.

Él estaba ahí.

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Like a Tatto // JeffbarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora