☆Wish☆

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Habían pasado siete años desde la última vez que Barcode vio a Jeff. Tras aquel fatídico día, decidió cerrar ciclos como muchos decían. Se mudó de Bangkok a California con su familia, dejando atrás su antigua vida. El cambio fue radical, pero poco a poco comenzó a adaptarse. Le iba bien, aunque de vez en cuando su mente regresaba a Jeff, un nombre que seguía resonando en su interior a pesar del tiempo transcurrido. Jeff había alcanzado la fama, y era imposible evitar las noticias sobre él. Mientras Jeff parecía vivir en el paraíso, Barcode, aunque no infeliz, se encontraba atrapado en recuerdos que nunca había logrado superar por completo.

A pesar de haber hecho todo lo posible por dejarlo atrás, Barcode aún extrañaba a Jeff. Sus abrazos, sus palabras, sus besos, todo aquello que alguna vez compartieron. Aunque su vida había dado un giro positivo, sus pensamientos seguían regresando al pasado, como si su cerebro hubiese bloqueado los malos momentos y solo le permitiera recordar lo bueno.

En silencio, Barcode deseaba que las cosas hubieran sido diferentes. Hubiera querido estar al lado de Jeff, acompañarlo en sus logros y ser parte de su éxito. Pero sabía que él mismo había provocado la distancia entre ambos. Pensaba que había sido necesario, que ambos habían tenido que pasar por el infierno para alcanzar la paz. Pero, a pesar de todo, seguía deseando lo que no podía tener.

En esos siete años, Barcode había tenido algunas relaciones, ninguna de ellas seria. Cada una de esas personas le parecía insulsa, incapaz de despertar en él las emociones que Jeff alguna vez logró provocar.

—Vamos, Code, no te cuesta nada levantarte y salir conmigo a beber algo —insistió Apo, su hermano, con una sonrisa. Llevaba meses intentando sacarlo de su departamento, y esta vez parecía decidido a no aceptar un no por respuesta. A pesar de que Barcode tenía otros amigos, Apo siempre había sido su confidente, el único que realmente conocía cada rincón de su mente.

—Hmm... Si salgo contigo, ¿tú pagas? —preguntó Barcode con una sonrisa pícara, disfrutando de la cara de indignación de su hermano.

—¿Que yo pague? ¡Por favor! Si el que más va a divertirse eres tú —se quejó Apo, visiblemente ofendido. Siempre tan tacaño, excepto cuando alguien más estaba dispuesto a cubrir la cuenta.

—Acabas de decir que no me costaría nada salir contigo, así que... —dijo Barcode dándole la espalda con aire de fingido desdén—. Supongo que me quedaré en casa esta noche...

—Está bien, pagaré yo, pequeño manipulador —suspiró Apo, lanzando una mirada de advertencia—. Pero no tardes en arreglarte, y no demasiado. No quiero que me opaques. Te espero abajo a las ocho.

Cuando Apo salió de la habitación, Barcode se dirigió al armario. Optó por unos pantalones cargo, unas botas negras elegantes pero juveniles, una camisa negra y una chaqueta de cuero. Al mirarse al espejo, sonrió con satisfacción. Se veía bien.

A las ocho, bajó al estacionamiento y se unió a Apo. Pasaron por la casa de Build para recogerlo, y los tres se dirigieron a un bar bastante concurrido. La cantidad de gente dentro sorprendió a Barcode.

—¿Desde cuándo la gente llega tan temprano a estos lugares? —preguntó, frunciendo el ceño. Usualmente, los bares se llenaban más tarde.

—Parece que hubo un concierto o algo así. Pero da igual, la noche es joven —respondió Apo, despreocupado. Como era bartender en el bar, pudieron entrar sin hacer fila, lo que provocó algunas quejas por parte de los que esperaban afuera.

—¡¿Por qué ellos entran sin esperar y nosotros llevamos más de una hora en la fila?! —gritó alguien, pero los tres decidieron ignorar el alboroto y se apresuraron a entrar.

Una vez dentro, Build no tardó en notar a un chico alto que le devolvía la mirada con igual intensidad. Apo y Barcode le dieron un empujoncito, animándolo a acercarse. Mientras tanto, Apo se fue directo al bar, y Barcode decidió buscar algo de beber. Optó por una mezcla ligera de agua de coco con licor, algo refrescante pero lo suficientemente fuerte como para darle un toque de diversión a la noche.

Mientras buscaba a Build y su nuevo interés, Barcode giró la cabeza y, de repente, sus ojos chocaron con una mirada que lo dejó paralizado.

Era una mirada que conocía demasiado bien, una mirada que había visto en sus sueños una y otra vez.

Era Jeff.

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