Capítulo Único:

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Capítulo Único:

La noche había caído desde hacía tiempo, cuando sus pasos se detuvieron frente a la fría tumba. Era sencilla, pero al mismo tiempo hermosa. Flores frescas y coloridas habían sido colocadas a un lado. No se sorprendió por el hecho de que fueran abundantes en cantidad, ya que, después de todo, en vida había sido una persona muy sociable y los amigos que había hecho en su estadía como humano no habían sido menos que cuando aún había brillado en su esplendor como un dios.

Se sentó frente a la tumba sin importarle si sus ropas se ensuciaran y sacó de sus mangas una jarra de vino. Hizo un gesto dirigido a la tumba silenciosa, como si estuviera mostrando la jarra a la persona que descansaba allí.

—Es tu favorito —habló con voz fría y carente de emociones. Sin esperar una respuesta, abrió la jarra de vino y el aroma dulce que salió de ella llegó a su nariz. Cerró los ojos y no pudo evitar que los recuerdos golpearan su mente. Incluso pudo escuchar claramente la risa alegre que hacía tiempo no había escuchado.

"Traté de comunicarme contigo, pero no respondiste, has llegado tarde."

"¿Dónde está él?"

"Cerca del santuario PuJi."

Abrió los ojos, la noche era tranquila y soplaba una ligera brisa que movía los cabellos negros de su persona. Tomó la jarra y vertió sobre la tumba un chorro de vino. Él mismo tomó un trago directamente de la jarra y sintió cómo el vino bajaba por su garganta. Si aún estuviera vivo, quizás ese trago podría haber calentado su cuerpo, pero todo lo que sintió fue frío y una opresiva soledad.

—Te has ido… —murmuró suavemente, como si se encontrara en un estado de trance. —¿Quién te ha dicho que podías morir?... Siempre haces lo que quieres, sin considerar a los demás.
Su mirada fija en la tumba era dura, un ligero resentimiento se asomó en sus ojos, pero este sentimiento murió rápidamente. Tomó otro trago de vino, como si haciendo eso pudiera aflojar el nudo que se había formado en su garganta.

—Shi QingXuan… —llamó con los dientes apretados. Quería evocar los viejos sentimientos de odio y rencor que había sentido por el Señor del Viento, maldecir frente a su tumba y decirle que jamás lo iba a perdonar, aunque muriera mil veces… Pero en su pecho solo había un frío sentimiento de soledad.

Una parte de él, la más terca, quería pensar que todo esto no se trataba de nada más que una broma de mal gusto y que QingXuan saldría de detrás de un árbol y le diría, riendo con su molesta risa, "Es una broma, ja, ja, ja, ¿te asusté?". Pero su parte razonable le decía que no era así y que de verdad su viejo amigo se había marchado.

"Me pidió que te llamara, dijo que no quería irse sin poder decirte unas últimas palabras". Las palabras de TaiZi DianXia solo aumentaron más la agonía. El silencio insoportable frente a esa tumba era abrumador. QingXuan jamás había sido tan silencioso como ahora.

—Estoy aquí. Dime, quiero escuchar lo que tenías que decirme. —En su voz fría se filtró un ligero tono de dolor. Esperó en silencio por un tiempo, por una respuesta que jamás llegaría, y sus manos apretaron la jarra de vino.

He Xuan se sentía como un cobarde. Había huido todo este tiempo de sus propios sentimientos y se había negado a reconocerlos, ya que habría sido una falta de respeto para su difunta familia. Pero en esos momentos, todos esos sentimientos se negaban a ser suprimidos.

Había anhelado dolor, melancolía… Pero sobre todo, un profundo y doloroso amor… Era tan doloroso que su corazón muerto, aquel que pensaba que ya era incapaz de sentir algo, se convulsionaba en agonía.

"Shi Qingxuan... Elegiste una y otra vez a tu hermano. Mira hasta dónde eso nos ha llevado... Si tan solo tú..."

—Si solo me hubieras elegido al menos una vez… —La jarra de vino se rompió en manos de He Xuan, pero él no sintió dolor cuando los trozos de esta se clavaron en su mano; ni una gota de sangre fue derramada, ya que, después de todo, los fantasmas no sangran.

Cubrió sus ojos con su mano derecha, mientras se inclinaba hacia adelante. Apretó los dientes con fuerza, tragando el lamento que quería escapar de su garganta. La luz de la luna iluminaba débilmente sobre ellos. Una fina lágrima se resbaló por la fría mejilla de aquel poderoso Supremo. Solo él y la fría tumba fueron testigos de esta demostración de debilidad.

—¿Puedes volver?... Déjame escuchar tu molesta voz al menos una última vez. —suplicó, reprimiendo los sollozos. Jamás se había sentido tan indefenso desde que había dejado de ser humano, pero ahora parecía haberse reducido otra vez a un simple humano que agonizaba. —Vuelve... —pero nadie le respondió.

Nota de Aria:

¡Hola! Gracias por tomarse el tiempo de leer esta pequeña historia. La tenía guardada desde hace mucho tiempo y hasta ahora me decidí a publicarla. Como ven, es cortita y sencilla, pero me gustó. Espero que a ustedes también les haya gustado. Amo a esta pareja con todo mi ser.

Si viviera cien años, cien años sufriría por ellos. Espero que en el futuro pueda escribir más sobre estos dos y hacer un fanfic más largo y extenso.

Sin nada más que decir, les agradezco de nuevo por llegar hasta aquí. Me encantaría saber sus opiniones sobre la historia.

¡Hasta luego!

El Lamento Del Supremo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora