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Lisa se había presentado como alfa a la edad de 15 años, fiebre de una horas, dolor en los colmillos, un pene que de repente salió y se desarrollo a un tamaño considerable con un buen nudo.

Según el doctor era una alfa viril y fértil, muy fértil.

Desde que era joven siempre había atraído la atención de los omegas, instintivamente ella era un candidato ideal para la reproducción, al final de cuentas eran como animales.

¡Y nunca tuvo problemas con eso!

Era un alago ser del agrado de los omegas, porque ellos eran los que marcaban el ritmo reproductivo, los que generalmente escogían a sus parejas y las mantenían fielmente.

Sin embargo hubo un enorme problema con Lisa cuando esta llegó a su edad adulta y comenzó a vivir como tal.

Aunque le gustará a las personas a ella no le gustaban, ni los omegas, ni las omegas, betas inclusive otro alfas.

Nada.

No había nada ahí que le gustará.

Y eso la llevaba a la situación que tenia actualmente, donde le gustaba una omega, una adorable omega con la que trabajaba y compartía espacio en la oficina.

Linda...

Esa era la mejor palabra, era muy linda.

Y sin embargo cuando intento cortejarla esta no parecía captar sus intenciones, terrible servicio, quizás esos años siendo buscada por omegas la habían dañado que se sentía mal por el rechazo.

Se animo a sí misma recordando que no era una rechazo como tal, pero siguió afligida en su día libre de todas formas.

¡Soy un alfa! (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora