Capítulo 23 Lluvia sin refugio.

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31 de enero 2021

No estoy segura desde hace cuánto tiempo no duermo con nadie en la misma cama, pero me resulta casi extraño hacerlo ahora.

En un primer instante no sé por qué hay un brazo rodeando mi abdomen y una respiración golpeando la base de mi cuello por lo que la tensión se arrastra por mi cuerpo mientras levanto la cabeza mirando sobre mi hombro, primera la habitación, luego la persona adherida a mí.

Normalmente despierto temprano, pero ayer desperté casi a mediodía y realmente la diferencia horaria no me ayuda en lo absoluto.

Es justo en ese instante cuando termino de ubicarme en el tiempo y espacio.

Es domingo—día en que se supone que deberíamos estar volviendo a nuestra ciudad— pero aquí estoy en el departamento de Caleb, en su cama, entre sus brazos.

Como si me escuchara el pensamiento su brazo me atrae hacia él, presiona un beso sobre mi nuca mientras yo parpadeo en la leve oscuridad del cuarto. Su mano revolotea sobre mi vientre, mi cintura y lo detengo cuando quiere deslizarse más abajo, una risa hace vibrar su pecho contra mi espalda.

—Buenos días, señorita Callahan.

—Aunque eso suena normal siento que de alguna forma te estás burlando de mí —Se ríe nuevamente, presiona un beso sobre mi cabello esta vez y me atrae contra su pecho.

A pesar de no considerarme una persona pesimista siento que hay algo extraño en esto, quiero decir ¿Por qué ha sido tan fácil coincidir? ¿Por qué es tan fácil para mí estar en su departamento y en su cama? Incluso cuando estoy posponiendo trabajos y tareas para mañana.

Normalmente limpio la agenda los domingos en la noche porque los lunes son días pesados en ambas cosas, pero esta vez apenas he pensado en ello.

—Porque sabes que dijiste que esto nunca pasaría.

—Mmm, formal —Giro bajo su brazo hasta encontrarme sobre mi otro costado para estar frente a él—. ¿No hay una forma de que te apagues de noche? Duermes horrible, Spencer—Él se queja abalanzándose sobre mi para dejar su rostro hundirse en mi cuello mientras su brazo continúa rodeando mi cintura y una de sus piernas aprisiona las mías.

Su cabello luce desordenado, tanto por mi culpa como por culpa del sueño. No es una broma, duerme realmente mal, da muchas vueltas y constantemente terminó casi sobre mí. Tal vez al igual que yo hace mucho nadie lo acompaña para dormir, pero de todas formas eso es una muy mala forma de dormir.

—Buenos días, Spencer—Se ríe entre dientes.

—Debemos levantarnos, muñeca, tenemos cosas qué hacer.

—¿Tenemos? Mi agenda aquí está vacía—musito deslizando mis dedos por su brazo rodeándome.

—Su agenda no es nuestra agenda mientras estamos aquí, así que arriba muñeca, iremos a Santa Mónica—Alzo las cejas mientras lo observo, parece entusiasmado. Y es a esto a lo que me refiero cada vez que pienso en que no puedo verlo como el despiadado empresario que Ronnie dijo que era.

Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora