La casita del lobo triste

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La vida entre los tres era de todo menos normal, por un lado Dwolf se levantaba por las mañanas, tras trasnochar toda la noche entre borracheras y llantos silenciosos, a preparar el desayuno, pese a mantener su cuarto desordenado y sucio, las zonas comunes estaban bastante limpias, al punto de que hasta ver una mosca pasar por la cocina era extraño. No se sabía con claridad de donde sacaba el dinero o si robaba la comida, pero la nevera siempre estaba llena de alimentos. Por lo que generalmente, cereales, bocadillos y a veces alguna comida chatarra formaban parte del desayuno de sus dos compañeras. Alice era la siguiente en levantarse, cómo cada día por la mañana  iba al baño, lo que ahí hacía era un completo misterio, dado a su poder no generaba olores ni necesitaba ir al baño para sus necesidades, podía darse una ducha con sólo un pensamiento, por lo que seguramente iba a mirarse al espejo por la necesidad de sentirse "humana".
Taira por su parte se levantaba con un gran bostezo mientras que su Wiwo flotaba adormilado junto a ella, caminaban directamente a la cocina, sentándose en la misma silla siempre, ya era conocido cómo el "asiento de Taira". Dwolf le ponía zumo a Taira mientras preparaba algo para Alice y él, dándole tiempo a que pensara que le apetecía desayunar, aunque siempre preparaba más ya que aunque comiera algo distinto terminaba probando de lo suyo. Alice al terminar su ritual matutino iba flotando hasta la mesa y se sentaba, Dwolf le servía un café y entonces el sentaba. Una vez sentados los tres comenzaban a comer. Dwolf comía rápido y en silencio, Alice lento pero mucho y Taira rápido y muy bulliciosa, comiendo grandes cantidades de comida. Rara vez se daban conversaciones entre ellos, pero cuando se daban las horas pasaban al punto de empataban con el almuerzo.

El día seguía y cada uno se iba por su lado, pese a vivir juntos eran cómo desconocidos, Dwolf se la pasaba echado en su cuarto por el día, Alice viendo televisión y Taira solía salir a sus lugares habituales. La mayoría de actividades de aseo y limpieza en la casa se encargaba Dwolf, aunque Alice de vez en cuando ayudaba terminando en cuestión de minutos. Taira no ayudaba en casa.

Por las noches solían cenar pizza o alguna comida chatarra, bebían mucho refrescos y ponían alguna peli en la tele la cual miraban juntos, tras esto simplemente cada uno iba a lo suyo, Alice continuaba viendo la tele hasta que pensaba que era correcto dormir. Dwolf se iba a sus paseos solitarios que siempre terminaban con algún delito o criatura extraña siendo apareciendo. Taira continuaba peleándose con pandilleros por las noches y luego iba a alguna fiesta llena de tipos peligrosos.

Pese a que la casa era prácticamente de Dwolf, no le importaba que ella dos vivieran con él, aunque no tuviera mucho contacto o alguna relación de amistad cercana, era lo más cercano a una familia que tenía y tal vez las únicas personas que le guardaban verdadero afecto. Pocas veces se lo demostraban, pero sentía un gran cariño por él, después de todo en sus mundos caóticos y solitarios era el único que les brindó una mano sin juzgarlas.

En las madrugadas en las que Taira volvía de fiesta, solía pasar por la habitación de Dwolf para taparle, quitarle los zapatos, cerrarle las botellas de alcohol y apagar algún que otro cigarro. Alice también solía usar su poder para hacerle dormir cuando se encontraba borracho, aunque le fuera difícil intentaba manipular sus sueños para que soñara cosas normales o tranquilas. Ambas cuidaban de él, aunque no dijesen nada, cargaban con parte de su tristeza.

Dwolf se sentía seguro con ambas, eran fuertes, muy fuertes. Taira era capaz de levantar toneladas cómo si nada, además de tener a Wiwo acompañándola. Alice era una telepata con un gran poder mental capaz de alterar algunos objetos. Por lo que sabía que nadie les podría hacer daño, que no las perdería.
Esa pequeña seguridad lo hacía sentir bien, más aún que las drogas, lo hacía querer seguir intentándolo un poco más.

En sus inicios la casa estaba casi en ruinas cuando llegó Dwolf a vivir, pero al llegar Taira y Alice, poco a poco fue siendo reparada y arreglada. La fachada fue pintada, el césped se mantenía corto, ya no habían humedades, las tuberías y cableado se repararon, la cocina se mantenía impecable al igual que los baños, incluso habían ciertas decoraciones que cada uno aportaba o colgaba porque les parecía bonito.

Vivir en esa casa era curioso, pero al final del día seguía siendo el hogar de los tres.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2023 ⏰

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