05 - Amigos

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La castaña no quería hablar del tema, lo que hizo fue como si no lo haya escuchado.

—No, no sé cuál es tu clase, puedes buscarla tu solo— siguió su camino.

—Oye

—¿Qué? — se giró para verlo a la cara.

—Eh... crees que pueda andar contigo. Eres la que hace los recorridos, podrías indicarme más y podríamos... divertirnos.

—No crea que sea una buena idea andar conmigo— se encogió de hombros.

—Eres la única que al menos me ha dirigido la palabra, el día de ayer me molestaron en mi habitación— Xander agacho su cabeza.

—Bueno, recién ingresas, es normal. Ya te acostumbraras. Pero y quizás pueda divertirme un poco. — la castaña tenía en mente un plan en contra la directora Bennett. — Te veo luego, chao.

Leticia se dijo que al fin iba a tener a un amigo de su edad, pero no solo se dijo eso, sino que ya iba tarde a clase. Pedía un milagro para que no la regañaran, pero sencillamente era imposible. Al llegar al salón, todos ya se encontraban en su respectivo asiento.

—Terminó con su buena conversa señorita Morales— la profesora Miller colocó sus manos en su cadera y su punta del pie golpeaba levemente el suelo.

—Si profesora Miller, ¿Qué también quería estar en la conversación?, porque si es así, ya seria para la próxima. — la castaña dio un paso dentro del salón, pero la detuvieron.

—Señorita Morales, retírese de mi clase. Ahora mismo.

—Recién llego profesora.

—Yo sé que recién llega, pero este día no va a entrar a mi clase, no cuando sus compañeros si siente pasión por estudiar. Y mientras que usted se dedica a conversar por los pasillos y a llevar tarde a las clases, así no Morales. Así que tenga el favor de retirarse. — se acercó para cerrar la puerta frente a la castaña.

Pestañea varias veces y decide ir a los columpios, ya que no le quedaba otra opción. Un ruido hace que salga de sus pensamientos, llegando al pequeño jardín, que a unos metros estan los columpios. Había un niño sentado, con sus manos aferrada al cabo que colgaba la tabla del columpio.

Leticia se detuvo cuando recordó que alguien del orfanato le había dicho la curiosidad mato el gato, pero siguió su camino diciendo aquí no hay ningún gato, entonces no habrá ni un muerto ni cadáver.

Ella siguió caminando hasta llegar al columpio vacío, dándose cuenta que se trataba de Xander y este se volteo a verla asustado.

—¿Puedo? — señalo Leticia el columpio.

Xander, asintió.

Se quedaron un momento en silencio y fue Leticia en la primera en hablar.

—¿Por qué estas acá afuera?

—Cuando estaba hablando contigo para pasarla juntos, el profesor ya estaba en el salón. Salude. Se cruzó de brazos, me pregunto mi apellido y le respondí, a lo que él me dijo: Joven Black no acepto en mi clase que lleguen tarde y mucho menos que se queden hablando en la puerta. Es una falta de respeto a la gente mayor. Le explique el motivo, no le importo y me cerró la puerta en la cara.

—Bueno si te sirve de algo, a mí también me cerraron la puerta en la cara. Cierto, ¿Cuántos años tienes?

—Tengo ocho años— le dio una sonrisa. — ¿tu?

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