Zatty
No hacía falta ser muy inteligente para saber lo que eso significaba: Zack y Betty.
Zack estuvo saliendo con mi hermana; la foto en la que ella estaba subida a su espalda dándole un beso en la mejilla mientras él reía lo dejaba más que claro.
Se les veía muy enamorados. A los dos.
Mi cabeza empezó a atar cabos.
Por eso se había comportado tan mal conmigo desde que llegué, por eso le incomodaba hablar sobre Betty; por eso solo me follaba, no porque me quisiera a mí, sino porque le recordaba a ella, a quien de verdad quería.
Sentí un odio increíble.
Betty tampoco me dijo nada nunca. Se suponía que nos lo contábamos todo, ella siempre me dijo que era la única persona que lo sabía todo de ella, pero ya no estaba tan segura de si había más cosas que me hubiera ocultado.
¿Era él el chico que me decía que había estado conociendo?, ¿y él estaba saliendo con ella cuando entró en nuestra casa? ¿Y cómo es que nunca nos dimos cuenta de que tenía novio?, ¿mis padres lo sabían?
Me llevé las manos a la cabeza intentando calmarme. No podía más, eran demasiadas cosas.
Lo más importante era por qué guardaba una foto con ella y su collar. ¿La seguía amando? Estaba claro que sí.
Arranqué mi collar y lo miré sintiéndome igual que ese objeto: una copia. Lo tiré al suelo con fuerza. También me arranqué el que compartía con Betty. No me creía que me hubiera mentido, yo nunca lo hice. No podía odiarla, pero sí me sentí traicionada y dolida.
Me acerqué a su escritorio y tiré todas las cosas de Zack al suelo, al igual que con la ropa que tenía en el armario. Estaba más que enfadada.
Siempre me habían dicho que era la copia de mi hermana, el reemplazo, la sombra, la segunda, y él me lo acababa de demostrar.
¿Por eso me salvó de morir ahogada?, ¿por qué pensaba que era Betty?
Sentí tanta ira dentro que me puse a llorar, pero no de tristeza, sino de impotencia.
No era justo.
Había hecho cosas malas, pero no era justo que la vida me castigara de esta forma, no era justo que todo esto me pasara a mí. Todo el mundo me decía que era fuerte, pero esto me había destruido.
¿Qué iba a hacer?, ¿volver a sufrir y a hacerme daño? No, ya lo había hecho. Había sido fuerte y me había recompuesto, pero a pesar de eso me habían vuelto a herir.
¿Tan divertido era?, ¿tan divertido era ver a los demás sufrir? Porque en ese caso yo también quería pasármelo bien. Quería ser una jugadora en este juego y no una ficha con la que pudieran jugar.
Zack había estado con mi hermana y luego conmigo, no veía por qué yo no podía hacer lo mismo.
Yo: Quiero hablar, ven a mi habitación.
Guardaespaldasguay: En veinte minutos estoy allí.
…
Tal y como dijo, veinte minutos después llamaron a mi puerta.
Ya me había calmado, o al menos ya no estaba descontrolada. Había soltado todo lo que tenía guardado y en mi pecho solo quedaba un enorme vacío, pero ya no me asustaba esa sensación, me daba la certeza de que no iba a volver a sufrir.
Cerré la puerta del cuarto de Zack para que Jefferson no viera el destrozo que había hecho y corrí a abrirle.
—Ya estoy aquí… ¿Estás bien? —me preguntó con el ceño fruncido mientras entraba.
—Perfectamente —respondí fingiendo una sonrisa—, solo quería hablar contigo.
—Yo también. Quería volver a disculparme por todo.
—No tienes por qué hacerlo, es más, deberías de sentirte orgulloso, habéis conseguido engañar a todo el mundo. Tenéis vuestro mérito —pareció relajarse, justamente lo que quería.
—¿Ya no estás enfadada?
—No, supongo que fue más la impresión del momento, cada uno es libre de elegir en qué equipo jugar —me senté en el sofá e imitó mi acción.
—¿Entonces de qué querías hablar?
—No sé, la verdad es que me aburría y por eso te llamé, pensé que no te importaría venir —me acerqué un poco a él.
—Por supuesto que no, ¿qué te apetece hacer?
—Algo divertido —mis piernas estaban pegadas a las suyas.
Jefferson se quedó mirándome unos segundos. Parecía nervioso pero no dijo nada. Recorrió mi cara con sus ojos y tragó grueso.
Venganza.
Solamente pensando en eso me lancé sobre él y le besé.
Sus besos sabían diferente, era como si estuviese haciendo algo malo y me negaba a creer que era porque deseaba a Zack.
Esta vez estaba dispuesta a llegar a otro nivel, ya no tenía miedo ni sentí remordimiento, solo quería venganza. Tan solo con pensar la de veces que Zack pudo hacer gemir a mi hermana igual que a mí me aumenté la intensidad del beso.
—Addison… —murmuró contra mis labios— yo no…
Le callé aplastando su boca con la mía. No quería parar, quería vengarme y hacerle sufrir como él me había hecho a mí.
Me coloqué a horcajadas sobre su regazo. Sus manos agarraron mi cintura con la intención de separarme, por lo que empecé a moverme consiguiendo que se le escapara un jadeo.
—Para, esto no está bien —consiguió decir.
—Eso lo hace más divertido.
—Zack…
—Zack me importa una mierda —volví a besarle.
—No quiero.
—No pienses en él.
—No quiero y no podemos —se separó para mirarme a los ojos—, créeme, tú en verdad tampoco quieres.
—¿Por qué no iba a querer?
—Porque no sabes la verdad —murmuró
.
—¿Cómo que la verdad? No puede haber más mentiras, ¡es imposible que haya más cosas sobre las que me hayáis mentido! —me reí porque fue lo único que pude hacer.
—No te he mentido, yo tampoco lo sabía.
—¿Que no sabías el q…?
La puerta de la habitación se abrió y Zack entró por ella. Se quedó congelado al vernos; estaba claro que nuestra posición daba a entender lo que íbamos a hacer.
Sonreí internamente cuando le vi apretar los puños y sus facciones se endurecieron.
—¿Qué. Cojones. Está. Pasando. Aquí? —apretó los dientes.
—Pues ahora mismo nada por culpa de tu interrupción —le contesté.
—Suéltala —le ordenó a su hermano.
—¿Por qué iba a hacerlo? —volví a hablar pero me ignoró.
—¡Suéltala ahora mismo! —avanzó hacia nosotros.
Me puse de pie y me quedé entre ambos, deteniendo a Zack, que parecía más que dispuesto a matar a su hermano.
—¡Fuera de la habitación! —le exigió.
—Tú no me das órdenes —contestó el otro en un tono más calmado, pero se le veía nervioso.
—¡TE MATO! —me echó a un lado y se tiró sobre él.
Jefferson fue el primero en recibir un puñetazo. Después de ese le siguieron muchos más. Zack también recibía, pero estaba tan enfadado que parecía no notarlo y pegaba a su hermano con mucha más fuerza y sin control.
Me hubiera gustado decir que sentía pena por los dos, pero estaría mintiendo; me daban exactamente igual. En mi mente solo se repetían dos cosas: odio y venganza.
La cosa se había descontrolado más de lo que pensaba. Jefferson tenía la cara llena de sangre y los nudillos de Zack estaban manchados con esta misma.
Me estaba aburriendo de verles pelear como adolescentes inmaduros y pensé en separarle, pero sabía que si me metía podría llevarme algún golpe… aunque también podría dar alguno.
—¡Quietos los dos!
Me metí entre ambos y esquivé el puño de Zack, en cambio él no pudo esquivar el mío, que le dio directo en el estómago. Estaba tan enfadada que aproveché y le di dos más en la cara consiguiendo que soltara a Jefferson.
—¡Menudo amor de hermanos que os tenéis! —ninguno me contestó; estaban ocupados matándose con la mirada— Vamos a curarte eso —agarré a Jefferson para llevarle al baño. Lo último que me faltaba es que se me desangrara en el salón.
—Él puede curarse solo —oí la voz de Zack.
—Seguro que sí, la cosa es que quiero curarle.
—Tú no vas a hacer nada —su pecho subía y bajaba desenfrenadamente.
—¿Por qué tú me lo digas?
—Está bien Addison, yo me voy ya —intervino Jefferson.
—No, tú no tienes por qué irte a ningún lado.
—Sí, sí que tiene —Zack se limpió el hilo de sangre que le salía de la nariz.
—Estoy bien, no te preocupes, ya hablaremos sobre lo que tenía que contarte —me sonrió mientras avanzaba hacia la puerta—. Ten cuidado con lo que haces —le advirtió a su hermano antes de salir, a lo que él ni se inmutó.
—Estarás contesto —le reproché cuando nos quedamos solos.
—¿Por haberos estropeado la diversión? Mucho la verdad —se cruzó de brazos sin apartar sus ojos de los míos.
—¿Se puedes saber qué coño te pasa?
—¿Que qué me pasa?, ¿¡qué te pasa a ti!? —se acercó.
—No he hecho nada malo, no entiendo por qué te pones de este modo —me encogí de hombros.
—No sé, ¿tal vez porque te estabas enrollando con mi hermano justo después de haber follado conmigo? —se pegó tanto a mí que tuve que levantar la cabeza para no apartar la vista de la suya.
—¿Y ese es tu problema porque…?
—Te dije que eras mía —gruñó.
—Oh vaya, se me había olvidado que era tu puta personal —escupí.
—Nunca he dicho que lo fueras.
—¿Y nunca me has tratado como tal? —puse los brazos en mis caderas.
—No, te di el collar para que supieras… —se quedó mirando mi clavícula— ¿Por qué no tienes el collar puesto?
—¿Te molesta que me haya quitado tu objeto personal para marcar territorio? —me burlé.
—¿Dónde está?
—Pues en mi cuello no —sonreí con burla.
—¿Por qué te lo has quitado? —apretó los puños.
—No me apetecía follar a Jefferson con ello puesto —mis palabras fueron un detonante para él.
—¿¡Ibas a follarte a mi hermano!?
—¿Por qué te molesta tanto?, ¿acaso eres el único que puede hacerlo? —se quedó congelado— ¿Qué pasa?, ¿te pensabas que no me iba a enterar? ¡Te pones a juzgar que haya besado con tu hermano cuando tú estuviste saliendo con la mía!
Se quedó pálido. No movía ni un solo músculo. Sus ojos se abrieron con miedo sin apartarse de los míos.
Me separé de golpe de él. Una parte de mí había querido que lo negara.
—¡Eres un cabrón! ¿Por eso me odiabas tanto cuando me conociste?, ¿por eso me follabas?, ¿por eso me salvaste aquel día en el mar? —siguió sin responderme— ¡LO HICISTE PORQUE PENSABAS QUE ERA ELLA!, ¡TODO LO QUE HICISTE CONMIGO FUE PORQUE TE RECORDABA A ELLA! —le empujé— ¡No vuelvas a hablarme en tu vida! ¡Me das asco, quiero que te alejes de mí!
—Addison tienes que escucharme —trató de acercarse pero le detuve.
—¡Escucharte y una mierda! ¡No sabéis más que decir mentiras! ¡Todos!
—¡Sí!, ¡sí te mentí! Estuve saliendo con tu hermana.
—Solo estabas conmigo porque te recordaba a ella, ¿verdad? —pregunté con rabia.
—No, eso sí que no.
—¿¡Esperas que te crea!?
—No, pero es la verdad. Estuve enamorado de tu hermana, fue de la única chica que me enamoré, pero ella no era como yo pensaba.
—¿Qué pasa?, ¿no era lo suficientemente puta como el resto de las chicas con las que estás?
—¡Estaba loca!
—¡No hables así de mi hermana! —estallé.
—¡Me pides la verdad y te la estoy diciendo! ¡La dejé porque estaba loca, era un monstruo!
—¡Eres un mentiroso!, ¡Betty jamás haría nada malo!
—¡Tú más que nadie deberías de saber lo mal que estaba de la cabeza!
—¡No lo estaba!
—¿¡Meterse en un mar en tempestad no es estar mal!?
—¡NO FUE ELLA! —lo solté— ¡Fui yo la que se metió! ¡Yo me metí y ella entró a buscarme!_________________________________________
Cada vez queda menos para el final, ¿estáis listos?
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Resiliente [Trilogía Ramé #1]
RomanceAddison Carter tiene lo que se consideraría una vida perfecta. Lo tiene todo, incluso un oscuro secreto. Una rosa. Una flor que atrae por su belleza, su aparente bondad y pureza. Incita a arrancarla para poseerla, pero en cuanto la tocas te hiere co...