XII

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— Se lo vendí a un príncipe de Jordania que vive allá. Es un heredero millonario, dijo que lo quería para su súper auto.

— ¿Por qué yo no tengo un súper auto? — Lessa murmuro, después de que Roman dijera sus palabras sobre que estar en Dubái era otro nivel.

— Trecientos noventa kilómetros por hora, a prueba de balas.

— Dime que no es color rojo.

— Es color rojo. — Lessa suspiro con placer al escuchar eso, no había un color mejor que el morado que ella amaba, sin embargo, un auto rojo siempre sería su debilidad.

— ¿Dónde lo tiene, Zafar?

— En sí pent-house, la torre número uno. — Este señaló hacia las tres grandes torres que había a la lejanía.

— ¿Y por qué tendría su auto en un pent-house?

— No juzgo, mi bugatti no tocará nunca las sucias calles de Los Ángeles. — Lessa dijo, recargándose en la barandilla que los separaba de una limpia caída al mar.

— Y están en su día de suerte porque, casualmente, mañana es el día más largo del año, y el príncipe dará una fiesta en su apartamento por la tarde. — Zafar informó, viendo las torres con desinterés.

— ¿Nos ayudaras a entrar a esa fiesta?

— Y me encantaría, amigos, pero es una fiesta para exclusivos, o sea, a menos que tengas un valor neto de diez millones de dólares, se les será imposible entrar o conseguir una invitación. — Lessa sonrió ante eso, sus lentes de sol le hacían una bonita armonía al rostro sonriente de esta.

— Déjenme eso a mí. — esta sonrió, dándose la vuelta, comenzando a caminar para alejarse del grupo.

— ¡Habló enserió, no vas a conseguir-

— Oye, amigo... — Roman negó, poniendo su mano en el hombro de zafar. — Es una Moretti, solos sus zapatos cuestan esos diez millones.

— ¡Zafar, vístelos como si costaran diez millones!

...

El vestido pegado color azul marfil se moldeaba perfectamente a su cuerpo, esta caminaba en la parte de arriba de la casa con Letty, ambas se movieron, después de escuchar a Tej repetir el plan, hacia el dormitorio del príncipe.

Letty sin dudarlo noqueo al guardia, ambas lo jalaron hacia la habitación, cerrando la puerta a su paso. — Bien Tej, dinos que necesitas. — Lessa pregunto, adentrándose más a la, hermosa, habitación.

— Tiene que estar en la línea del teléfono, debe ser un cable digital cat5 con cincuenta mega-

— Español. — Lessa interrumpió, sacando la pequeña navaja que está llevaba escondida en su pierna.

— El naranja, Lessa. — La chica murmuro un gracias antes de acercar el filo, cortando el cable por completo. — Damas y caballeros, el asiento del piloto es todo nuestro.

Lessa sonrió al escuchar eso, levantándose antes de caminar hacia Letty, asintiendo para darle la señal de que era hora de que salieran del lugar, e iban a hacerlo, abriendo las puertas de la habitación, Lessa maldijo bajo al ver a la rubia musculosa, o sea, el guardaespaldas del príncipe, con unas cinco mujeres más detrás de ella.

— ¿Ya nos viste? Nuestro encanto debió haberlo noqueado. — Lessa dijo al ver cómo la rubia miraba al hombre desmayado antes de verlas a ellas con una mirada seria.

— ¿Cuál encanto, estúpida?

— ¿No lo ves? Es igual de grande que tu espalda. — Letty vio el rosto de la rubia cambiar después de las palabras de la pelinegra, tomando la mano de la menor, esta la jalo detrás de ella antes de cerrar la puerta, corriendo dentro de la habitación al escuchar paso acelerados seguirla.

𝐎𝐏𝐏𝐎𝐒𝐈𝐓𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃𝐒 || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora