Ariel aún recordaba vagamente aquellos días en los que su madre solía leerle antes de dormir, aquellos recuerdos se encontraban impregnados de ese familiar aroma a lavanda. Siempre lograba con un poco de dificultad y esfuerzo que su mente pasee por la pequeña habitación que en algún momento fue su hogar, reviviendo el relajado ambiente que había en ella, vislumbrando en una esquina a aquella mujer que con tanto cariño llamó madre y a la niña de entre sus brazos. Inconscientemente, volviendo a una de las pocas noches en donde todos a su alrededor dormían y no se sentía sola. Desde joven había tenido el hábito de bailar entre las memorias en las que fue feliz sin tan siquiera saberlo.
Esa madre suya se mantenía despierta incluso después de su larga jornada de trabajo, la pequeña damita no veía esos ojos cansados y las grandes ojeras que los acompañaban, tal vez era porque el encanto de aquella mujer lograba maquillarlas entre sonrisas.
"¿Por qué lo hacía? ¿De dónde sacaba la fuerza para sonreír?" Estando al borde de la muerte y teniendo la edad que tenía, Ariel seguía sin comprenderlo "Solo quiero volver a ese lugar que suelo recordar, a ese lugar en donde fui felizmente ignorante de todo".
Acostada sobre las rodillas de su madre, disfrutando del roce de sus yemas en su cabello, quedándose dormida por el toque de sus manos mientras la suave voz de la madre contaba una vez más aquella historia perteneciente a ese viejo y apolillado libro suyo. ¡Qué no daría por quedarse en esa posición por un instante más sin que nadie la despierte! El único pecado de aquella mujer fue hacerle creer a su pequeña hija de ojos soñadores que siempre habría un final feliz, como en los cuentos que tanto le gustaba leer. Asegurando que ella también tendría el suyo si era una dama amable al igual que la del cuento.
La joven y hermosa madre posó sus tranquilos ojos sobre la pequeña, el cansancio era casi imperceptible en ellos, era como si nunca hubiera estado soportando y ocultando cosas por mucho tiempo. "¿Por qué Dios no me permite volver a ti? ¡¿Por qué el atajo no me hizo estar contigo una última vez?!" La ahora Princesa cuestionaba a aquel ser divino en silencio.
Aquella prostituta se atrevía a llenarle la cabeza a una hija bastarda de estúpidas ideas como esas, cuando en la vida real lo único que existe es la crueldad y sus matices. Ese era su pecado. "No siempre obtienes lo que mereces, todo va más allá de un anhelado final feliz" eso es lo que debió siempre decirme a la damita... Debió prepararla para lo que sabía que tarde que temprano ocurriría. En su lugar, decidió continuar con la fantasía, manteniéndola en ella sin importar que todo se estuviera cayendo a pedazos.
Tal vez esperaba que mágicamente esa fantasía se volviera realidad y todo estuviera resuelto.
Ese día, se suponía que la pequeña Ariel dormiría profundamente como cualquier otra noche, acompañada del perfume de su madre... Pero el crudo invierno volvió a su verdadera naturaleza en segundos, la tormenta blanca no podría ser ignorada para siempre.
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La Villana Olvidada: Un Final para la Princesa
FantasyVENGANZA. Eso es lo único que desea Ariel Ortiz, la futura Emperatriz del Imperio de Macedonia, cuya alma fue condenada al sufrimiento eterno desde el momento en que se convirtió en hija del Duque Ortiz. Torturada por su familia adoptiva y pintada c...