📬 09. (D65)

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Hola, mi Hia... mi solecito.


Siempre se sintió tan íntimo ese apodo. Es por eso que me daba vergüenza decírtelo. Ahora que volvemos desde cero a luchar, siento que debo ser más verbal contigo. Lo mío siempre fueron los besos, los abrazos y las caricias. Nunca fui bueno con las palabras y hasta el último día que nos vimos, no lo fui.

No te traté muy bien y por eso lo siento mucho.

Siempre luzco tan enojado contigo, cuando realmente solo estoy frustrado con la situación, porque te amo, te necesito, y quiero lo mejor para ti.

De algún modo, escribir cartas me hace ser más honesto, más vulnerable.

Tengo tiempo a pensar y contarte todo lo que quiero decir, a buscar mejor las palabras.


No tengo miedo a equivocarme solo porque somos el papel y yo.

No son tus expresivos y cálidos ojos sobre mí, haciendo latir mi corazón, o... tus manos, esas que siempre van a parar a mi rostro o mi cintura, tampoco están ocasionándome un cosquilleo en la zona o distrayéndome.

Tú.
Nunca he podido concentrarme en otra cosa que no seas tú.

Es por eso que, meses después de estar frecuentando ese lugar de mala muerte, me fue inevitable robarte el primer beso.


Es por eso que, meses después de estar frecuentando ese lugar de mala muerte, me fue inevitable robarte el primer beso

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Recuerdo que enloqueciste. Trataste de quitarme de encima tuyo y apelabas que aún era menor de edad, que no debíamos hacer aquello, y blah blah blah.

Te ignoré e insistí hasta que caíste rendido ante mí.

Nos comimos la boca hasta que nos ardió los labios de lo hinchados que estaban.

Recuerdo separarme y reírme bajito, mientras tú maldecías en un estado entre pánico y preocupación.

Pero ahí estaba yo, encima tuyo con mis brazos rodeando tu cuello, y tus manos sobre mi culo.

No tienes idea de la satisfacción que sentí de volverte loco. Te hice mío, a regañadientes con ese beso. Siempre insististe en mantener una distancia por nuestra diferencia de edad y también porque aún era menor de edad.

Pero, vamos... Si hablamos de edad, a mi edad no debería estar frecuentando ese lugar. No debía ingerir alcohol o meterme todo tipo de cosas.

Tú, te volviste mi mejor adicción, la más sana, porque recogiste las piezas rotas de mi corazón y las envolviste en vendas.

¿Por qué debía detenerme? En unos meses más sería mayor de edad y podríamos estar juntos.

ESTADO DE EMBRIAGUEZ  📬  ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora