Juntos para siempre (Mario x Luigi)

CAPÍTULO 9: NO SIN MI HERMANO

Después de más de un mes, está bonita historia continúa 😍

Un par de días después de lo ocurrido con Luigi Mario fue a hacer las compras mientras Luigi preparaba el salón para un maratón de videojuegos. Ya cerca del mercado se encontró con Peach y Daisy cogidas de la mano, cosa que Mario, en vez de mirarles con asco, pues ya sabía lo de su amor lésbico y por haberle hecho daño emocional a su hermano, solo podía fingir asombro. Las princesas se quedaron paralizadas al ser descubiertas por Mario.

M: “¿Peach? ¿Daisy?”

D: “¡Ho-hola Mario!”

P: “¡Oh! Hola.” Las dos estaban sudando por los nervios.

M: “¿Qué hacéis las dos por aquí?”

P: “P-pues… íbamos a tomar un helado. ¿Qué haces tú?”

M: “Voy a comprar batidos y dulces. Luigi y yo vamos a pasar toda la tarde jugando a videojuegos. ¿Os apetece venir?”

D: “No, pero gracias por la invitación.” Mario sabía de sobra que no accederían.

M: “Se os ve bastante juntitas de la mano.” Les miro de forma pícara.

P y D: “¡N-no! ¡Qué cosas dices Mario!”

P: El tener a Mario mirándolas así hizo que Peach le contase la verdad. “¡SOMOS NOVIAS!”

D: “¡PEACH!”

P: “¡Lo siento Mario, pero es por ella por lo que decidí que rompiéramos!”

D: “Y Peach fue por lo que rompí con tu hermano. Pero vamos, se notaba que Luigi, en el fondo, no estaba enamorado de mí. Por mucho que se esforzase no lo lograba, y dudo mucho que él pueda sentir esa clase de amor.”

M: Le dolieron esas palabras. “Te equivocas. Tal vez Luigi sea demasiado inocente, pero él sí sabe amar de verdad. No vuelvas a meterte con mi hermano.”

D: “Tranquilo Mario. No me estoy metiendo con tu hermano, solo digo que a él le cuesta trabajo experimentarlo. Sé que él sabe lo que es el amor, porque él te quiere mucho, igual que tú le quieres.”

M: Respiró hondo. “Perdona por enfadarme. Pero es que Luigi es la única familia que me queda, (*Nota de la autora: estos no son el Mario y el Luigi de la película.) y necesito que él sonría y que sea feliz.”

P: “Lo sabemos Mario.”

M: “Gracias. Pero decidme, ¿Cuánto hace que sois lesbianas?”

P: “Ha-hace ya algunos años.”

M: “¿Lo saben nuestros amigos?”

P: “Tenemos pensado decíroslo. Os enviaremos una invitación para anunciar nuestra relación.”

D: “Pero eso sí, Luigi no puede venir.”

M: “¡Espera! ¿¡Qué!?”

P: “Creemos que tal vez Luigi no debe saber lo de nuestra relación.”

M: “¿Y eso por qué?”

D: “Bueno… E-es porque él es… lo que tú has dicho.”

M: “¿Demasiado inocente como para saber que dos chicas pueden ser novias?” Ambas princesas se miraron asombradas ante la deducción de Mario. “Luigi no es estúpido, ¿sabéis?”

P: “Sí, Luigi no es para nada estúpido, pero…”

M: “¿¡Entonces cuál es el problema!? Porque parece que le veis como si fuese un niño pequeño. Y sí: a Luigi nunca se le habló del sexo ni de la homosexualidad por su inocencia, pero no me gusta verle apartado de todos. Yo se lo explicaré cuando vuelva a casa…”