Bien se dice que las mejores personas son las que sufren más y Kim Jisoo es un claro ejemplo de eso, una chica con sueños, esperanza y un futuro por delante. Arrebatada de su libertad a los 20 años por un grupo de secuestradores para luego venderla...
Nuestra protagonista se quedó helada por la escena frente a ella.
Somi ya había avanzado hasta la mesa, pero Jisoo simplemente no podía dar un paso al frente. Sentía sus rodillas fallar y su pecho doler en una punzada al observar a Taehyung besando a una chica desconocida, sólo pudo identificar que era pelirroja.
Parecía que el mundo se había detenido, sus oídos no percibían la música del lugar y sólo pudo sentir una lágrima resbalar por su mejilla.
"Sólo estás tú"
"No hay nadie más"
La pelinegra recordaba bien sus palabras. Mentiras.
Sabía que no podía reclamarle nada, no tenía el derecho, ese contrato lo estipulaba. Aún así dolía, se sentía usada, irrelevante e indigna.
Tonta Jisoo, siempre tonta.
¿Cómo pudo siquiera pensar en la posibilidad de que su Amo pudiera llegar a quererla para siempre?
No queriendo observar más de aquel espectáculo, quitó sus lágrimas con sus nudillos de forma tosca y se dió media vuelta para bajar rápidamente aquellas escaleras e ir al primer nivel del club, sin importarle nada.
Su vista estaba un poco borrosa por las lágrimas que salían sin cesar, camino tan rápido que ni cuenta se dió cuando se encontraba cerca de la pista de baile, el sonido de la música fuerte inundó por completo sus oídos, se encontraba rodeada de muchas personas, pronto el aire se hacía un poco más escaso y el haber tomado tantos shots en tan poco tiempo estaba surtiendo efecto.
Comenzó a sentir que su cabeza daba vueltas, sus párpados pesaban, sus manos hormigueaban y estaba perdiendo el equilibrio poco a poco, buscó sujetarse de cualquier cosa y logró su objetivo, sólo que al levantar la vista identificó una cabellera en un tono de rubio cobrizo.
– ¿Qué pasa, hermosa? Pareces algo perdida... – habló aquella voz escabulléndose en su oído y tomándola de su espalda baja.
– ¿Q-quién eres? – la voz de Jisoo salió algo temblorosa.
El contrario ignoró su pregunta y sólo recorrió a la pelinegra con la mirada y le agradó lo que vió, sonrió ladino al percatarse que la chica estaba un poco desorientada, por lo que pasó uno de sus brazos alrededor de la cintura de Jisoo, obligándola a caminar junto a él.
– N-no espera... – quiso resistirse pero su cuerpo lo sentía débil. – ¿A d-donde me llevas? – inquirió mientras observaba el perfil masculino.
– Tranquila, cuidare muy bien de tí. – la aprisionó más contra su cuerpo, mientras seguían pasando entre la gente.
– S-suéltame, debo ir... c-con él. – a duras penas, volteó sobre su hombro para solamente visualizar los primeros escalones que encaminaban hacia donde estaba Taehyung. – N-no... – jadeó de dolor cuando el rubio apretó su cintura y jaló uno de sus brazos para hacerla caminar más rápido.
La pelinegra trataba de zafarse de aquel agarre cuando se alejaron de toda la multitud de personas y vió que se dirigían a un pasillo oscuro, pero sus extremidades no le respondían y estaba tan mareada y aturdida que no le salía voz suficiente para gritar por ayuda.
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