P R Ó L O G O

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E L      E C O      D E L     P A S A D O

E L      E C O      D E L     P A S A D O

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–Hay novedades –susurro el monegasco a su mejor amigo–. De nada nos va a servir lo del día de campo que ellos ya se pusieron de acuerdo.

–¿En qué se pusieron de acuerdo? –pregunto confundido el alfa rubio.

–Para no hacernos caso, ya saben que les queremos confesar lo que sentimos y acordaron mandarnos al diablo hasta que dejemos nuestras conquistas amorosas y yo creo que eso no se va a poder ¿verdad? –ambos eran unos conquistadores de primera.

–Pues no –apoyo el belga– ¿Entonces que hacemos?

–A pesar de su acuerdo, se lo voy a decir a tú hermano; Estoy seguro de querer confesarle lo que siento por él –dijo con seguridad el alfa castaño.

–¿Ya sabes cómo se lo vas a decir?

–No, pero haber que se me ocurre en el momento ¿Y tú? –murmuró.

–Voy a fingir indiferencia, después le voy a proponer que seamos solo amigos –sonrió con confianza.

–¿Solo amigos, estás seguro? –pregunto con desconfianza.

–Tranquilo Charles, nunca falla –sonrió con confianza el belga, sin saber lo que le esperaba.

–Ya quedamos, mandarlos al demonio hasta que no dejen de ser unos idiotas –recordó el más alto– Y nada de arrepentirse, que se jodan, si no cambian que se olviden de nosotros –insistió el pelinegro

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–Ya quedamos, mandarlos al demonio hasta que no dejen de ser unos idiotas –recordó el más alto– Y nada de arrepentirse, que se jodan, si no cambian que se olviden de nosotros –insistió el pelinegro.

–Lo sé Chili, ¿Por quién me tomas? –Carlos cruzo los brazos y le sonrió de manera burlona–. Entiendo, soy algo débil con tú hermano, pero te prometo que mantendré nuestro acuerdo.

–¿Lo prometes? ­–el más bajito sabía que si su amigo insistía tanto era porque le preocupaba que lo lastimaran y aún más su propio hermano, por lo que no pudo evitar asentir con una sonrisa–. Los amo y sé que tienen un corazón muy grande, pero...

El destino equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora