Merci, amie.

25. La fiesta

N/a: vean que belleza es Adrien 😻😻😻

Adrien

Me parece excesivo y absurdo. Una fiesta por un convenio mercantil de un libro, en relación a las fuerzas infantiles del club. O quizá sólo estoy muy celoso.
Camino por el salón viendo cómo algunos compañeros hablan con otros. Adriana no ha llegado. Se supone que ella es uno de los focos de esta reunión y no está aquí. Yo debería irme. No me entiendo. No me comprendo.
-¿como va todo, Rabiot?- me pregunta Manuel- debes estar contento, ¿no? Tu novia entrara a ser parte del club .
-Ella no es mi novia- digo, pasando saliva. Tomo un sorbo de champaña.
-¿No? Por qué? Es bellísima- habla él. Lo veo beber un poco de su copa.
-Sé que es preciosa, pero...
-No creo qué haya pero que valga, Adrien.
-Es porque no sabes la historia entre nosotros- digo, quizá un poco agresivo.
-Eh... no, no la sé.
-Entonces no tendrías por qué hablar.
-Perdon, no pensé que fuera a ofender- habla él- No crei que ella...
-Bueno, ahórratelo- digo- has hecho suficiente ya.
-Disculpa?- lo miro. Sus ojos inocentes, su rostro del chico perfecto de la casa de al lado, de ser bueno y amable con ella, de ser extremadamente amistoso, me pueden.
-¿Por qué ese interés en Adriana y sus libros?- cuestiono. Locatelli me mira, extrañado.
-¿De que hablas? Me encantan sus libros, a toda mi familia- dice. Yo le sostengo la mirada, bebo un trago más
- Ja... claro, te encantan sus libros- digo, antes de darme vuelta para irme de ahí.
-Adrien- pide él- perdon, no quise...- en ese momento una tormenta de aplausos cae en el salón. Veo hacia mi alrededor: todos mis compañeros aplauden, Bonucci incluso alza las manos y Tek hace la señal de la victoria. Los veo felices, recibiéndola, los veo maravillándose ante ella. Entonces es cuando me atrevo a voltear y ahi está: lleva un vestido azul, corto, pegado al cuerpo, unas zapatillas rosas y veo que se ha cortado el cabello, casi no lleva maquillaje y aún así, se ve increíble. Los jugadores y directivos se le acercan para saludarla y me molesta pensar en que de alguna forma yo no puedo.
-¿No irás con ella?- me dice Locatelli. Yo elijo no mirarlo esta vez.
-No- respondo. Después ella me mira.

Adriana

Cuando lo veo , sé con certeza que yo no debería estar aquí. Es su espacio, su lugar . Yo no tengo nada que hacer aquí.
-Hola!- entre todos los jugadores y directivos, una vocecita llama mi atención. Volteo y veo a una niña de unos ocho años mirándome. Lleva el uniforme de la Juventus, tiene el cabello rubio y muy ondulado, la diadema que trae muy apenas mantiene su pelo en su sitio.
-Hola, pequeña!
-Me gustan tus libros- dice, metiéndose el dedo a la boca con mucha pena.
-Aw! Muchas gracias, como te llamas?
-Valeria.
-Mucho gusto en conocerte, Valeria- le doy la mano y ella sonríe emocionada- ¿Cuál es tu libro favorito?
-"La música de tu nombre"- responde.
-¿En serio? ¿Y qué personaje...- empiezo, pero en ese momento levanto la mirada y veo hacia la puerta. Sandra acaba de entrar . Ella, a diferencia mía, entra con seguridad y saluda a un par de directivos y a algunas secretarías . No entiendo qué diablos hace aquí. Veo cómo se dirige a Adrien. Paso saliva cuando él la mira y ella sin ningún recato, se acerca a él para besarle la mejilla. Quisiera dejar de mirarlos, quisiera desaparecer.
-Me gustan todos tus personajes- habla Valeria- eres la mejor escritora del mundo- sigue la niña. Sus palabras no sólo me conmueve sino que también me dan la fuerza para entender que aquel es mi evento, que esa mujer nada tiene que hacer aquí. No me va a quitar este instante así como me ha quitado a Adrien.
-Gracias, Valeria, espero que podamos ser amigas- le digo a la niña. Luego dirijo mis pasos hacia donde están ellos.

Adrien

-¿Qué haces aquí?- No me molesto en tomar a Sandra del brazo, ni en responder su beso. El solo verla me provoca dolor de cabeza y ansiedad.
-Vine a buscarte, estaba afuera esperándote y el guardia amablemente me dejó entrar ya que ningún jugador ha salido- ella mira hacia donde está Adriana- y ya veo la razón.
-No tendrías que estar aquí- digo- no eres parte del club.
-Pero conozco a todo el plantel, mucho más de los que los conoce esa mujer- habla, a la vez que levanta la mano para saludar a Fagioli, quien le responde el saludo, aunque algo confundido.
-A mí eso no me importa, tú no tienes que estar aquí, y te exijo que te mantengas en un perfil bajo, por favor y no vengas a mi sitio de trabajo.
-¡Esa tipa sí está en tu lugar de trabajo, Adrien!
-Baja la voz- digo.
-Buenas tardes- Adriana llega sonriente hasta donde estamos y se cruza de brazos al ver a Sandra. A mí no me dirige una sola mirada.
-No tienen nada de buenas cuando hay padres que se avergüenzan de sus hijos - habla Sandra. Adriana sonríe aún más, si esto le molesta, seguramente hace gala de toda su clase e inteligencia para no demostrarlo.
-Para mí son muy buenas, ya que desde hoy soy parte de esta institución. Quisiera poder decir que sabes a lo que me refiero, pero no estoy segura de que alguna vez hayas pasado de ser la persona que va a las fiestas del equipo o los esperé en el hotel- dice Adriana. Poco falta para que yo aplauda, pero no resisto una leve risa.
-Creo que seguiré en esa línea- responde Sandra- siendo parte sólo de las familias de los jugadores.
-Ni soñando, Sandra- hablo. Adriana se aguanta una sonrisa, puedo distinguirlo.
-No lo sé, pero si tu presencia aquí no tiene nada que ver con libros, no tienes porque estar en este salón.
-¿Libros?- la voz de Sandra quiere sonar arrogante pero no lo logra.
-Sí, son esas cosas, con hojas, encuadernadas con algunos símbolos que se llaman letras- se burla Adriana. No me controlo y suelto una carcajada. Sandra se sonroja.
-Véte a la mierda, puta engreida- le dice. Estoy a punto de responder a Sandra, pero Adriana se me adelanta.
-¿Sabes a donde iré? A mi nueva oficina, aquí, en las instalaciones de la Juventus, donde tú no tienes acceso, ¿podrías acompañarme, Adrien?