La hanyou, el hanyou

¿Mi Kagome?

Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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—¿Cómo es que sé que no me va a gustar esto? —gimió Kagome.

Inuyasha encontró un claro para que entrenaran Kirara, Miroku, Sango, Kagome y él. Primero fue Kirara, que fue bastante blanda con Kagome.

—Queremos descubrir si tiene más poderes que el Kibou y la Hélice de medialuna. Ya, Kirara —dijo Inuyasha y Kirara dio un paso adelante.

Kirara se transformó en un gran felino y se puso delante de Kagome.

—¿Qué hago? —susurró Kagome.

Sango le tendió un carcaj a Kagome.

—Usa el Kibou o la Hélice de medialuna, o cualquier otro ataque...

Kagome tragó saliva cuando Kirara cargó contra ella. Kagome se apartó de un salto, pero Kirara presintió su movimiento y se dio la vuelta y le hizo un placaje. Kagome gimió cuando Kirara le lamió la cara.

—No seas tan obvia, Kagome, tus movimientos son demasiado fáciles de detectar. Mírame a mí —dijo Inuyasha.

Menudo fanfarrón, sólo he sido un hanyou dos días... ¡ni dos días! ¡Día y medio!

Inuyasha y Kirara se pusieron en posición de batalla. Kirara se lanzó contra Inuyasha y, en un parpadeo, él evitó su ataque y consiguió terminar detrás de ella.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Kagome sorprendida. Estaban cerca del pozo, así que todos conocían la zona como la palma de su mano.

—Usa tu velocidad y agilidad —dijo Inuyasha—. Sólo concéntrate.

—Para ti es fácil decirlo —masculló Kagome.

Inuyasha se rio entre dientes mientras se ponía al lado de Miroku.

—Tu turno —dijo. Kagome se puso enfrente de Kirara. El Kibou estaba en su hombro, bastante bien colocado.

—Ya —dijo Miroku y Kagome se lanzó contra Kirara. Se estaba concentrando en el aura demoníaca de Kirara y se dio cuenta de que se movería sobre ella. Kagome apuntó rápidamente para dar una patada alta y le dio a Kirara en el estómago.

—Eso está mejor, pero no tenses tus movimientos, déjalos fluir como cuando usas tu arco y tus flechas —dijo Inuyasha.

—Sí, maestro —gruñó Kagome.

—Bien, ya —dijo Miroku, y Kagome y Kirara se lanzaron otra vez. Kagome se relajó y dejó que su cuerpo tomara el control. Kirara voló alto y Kagome usó los árboles para apoyarse. Saltó alto en el aire y consiguió aterrizar en el lomo de Kirara.

—Muy bien —dijo Sango.

—Bastante impresionante para un nuevo hanyou —dijo Miroku.

—Pero no lo suficiente —masculló Inuyasha mientras Kagome y Kirara descendían—. Ha estado bien, pero tienes que hacerlo más brusco, no tenso —dijo Inuyasha.

—¿Tenso y brusco no es lo mismo? —preguntó Kagome jadeando.

—No en la lucha —contestó Inuyasha.

—Entonces ¿qué es brusco y qué es tenso? —preguntó Kagome.

Inuyasha se puso delante de Kagome.

—Bien, te voy a dar un puñetazo, pero no fuerte, ¿vale?

Kagome asintió. Inuyasha echó el puño hacia atrás y lo plantó en la mejilla de Kagome. Ella no se inmutó.