Cicatriz

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Cuando no había ninguna tarea importante que reclamara su atención, el guerrero de cabellos dorados se dirigía hacia los bosques encantados para sumergirse en la serenidad, alejándose del bullicio que caracterizaba al reino. Los sonidos de las criaturas y el susurro del viento eran un deleite para sus oídos, convirtiendo la práctica de la arquería en un placer más que en una simple rutina que lograba disipar sus preocupaciones y le permitiera enfocar sus sentidos.

Aquel era su pasatiempo favorito de toda la vida, posar sus ojos en un objetivo; ajustar la presión en sus extremidades y respirar adecuadamente para tener éxito en su cacería lo relajaba.

Nada podía interponerse entre él y su presa cuando se dedicaba a ello.

Sin embargo, esa no era su única motivación.

Su verdadero objetivo no implicaba planear estrategias, enfrentarse a criaturas o desafiar a la muerte en el campo de batalla. Fandral buscaba el silencio para reflexionar, apartarse de los rumores que circulaban por el reino, amenazando con convertirse en una constante percusión de tambores en sus oídos, amenazandolos con hacerlos sangrar:

El príncipe heredero se había ido.

Tan cansado estaba de escuchar esa frase ser presentada como un terrible hecho tantas veces seguidas, que tomó su fiel arco; una buena cantidad de flechas y a sí mismo al lugar más remoto y alejado posible dentro de Asgard.

Pero incluso allí, la tranquilidad le era esquiva.

El príncipe de piel azulada se interponía entre él y sus presas. Su tiro que siempre había sido certero, se desviaba en el último momento rozando apenas su objetivo.

Frustrado, dejó caer su arco al suelo, recostándose contra un árbol grueso para suspirar y quejarse de sus penas.

-Soy tan malo para esto. -dijo mientras se llevaba el cabello hacia atrás. Por supuesto, no hablaba de su repentina mala arquería, sino de su incapacidad para lidiar con el problema sin solución en su corazón.

Se rascó la barbilla y se detuvo a meditar, cuando un sutil 'Oh' le hizo enderezar la espalda y levantar lentamente su mirada.

-Eso... Fue en mayor parte mi culpa. Lo siento, te veías muy desconcertado fallando. Solo quería molestarte porque te veías tan concentrado en apuntar con tus flechas, ¿Qué esperas atrapar? Bueno, no importa... Parece que estás tan determinado como para no escuchar mi llegada, supongo que no soy el único que también está de mal humor hoy.

Loki, se acercó entre los estrechos árboles con cierta dificultad. Se sentó en el suelo y por unos momentos hubo silencio entre ellos.

-Mi príncipe... -Fue lo primero que el anonado guerrero pensó antes de corregirse con un carraspeo-... Su alteza, qué sorpresa. ¿Qué lo hace visitar un lugar cómo este?

El gigante arqueó una ceja sutilmente y Fandral tragó saliva.

-... Quiero decir, el clima no es el apropiado para su excelencia. Por favor permítame guiarlo de regreso al Bifröst.

-Tranquilo, no estarás en problemas. Solo quería volver a visitar este lugar después de mucho tiempo, podría ser la última vez.

-¿Disculpe? ¿La última vez? -No quería preguntar y ser irrespetuoso, pero las palabras se le escaparon de la boca.

-... Thor y yo solíamos escaparnos de las asambleas entre nuestros reinos solo para divertirnos. Deberías recordarlo, incluso si no hemos hablado entre nosotros, estuviste allí cada vez distrayendo a los tutores reales. -Loki tomó una roca del suelo que lucía pequeña en su palma.- Siempre visitábamos el lugar al anochecer, no había venido aquí siendo de día. Se ve realmente distinto a como lo recordaba.

A Giant Heart For A Giant FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora