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Arabella no podía dormir. La luz de los relámpagos se reflejaba en las cortinas de seda, mientras que el rugir de los truenos hacia retumbar la ventana a su lado. Había tratado de dormir, de verdad lo había hecho. Pero el sueño se había esfumado. Ahora sólo le quedaba una larga noche en la que dormir no era una opción.

Rebusco por entré los montones de ropa, hasta dar con la sudadera muggle de su mejor amigo. Tomo su varita y la colocó tras su oreja izquierda, como siempre. Lucía unos pantalones de chándal grises, una camiseta negra con estampado de Nirvana (su banda muggle favorita), y la sudadera roja. Su melena rubia estaba trenzada.

Salió de su habitación hacia la sombría y oscura mansión. Camino a tientas, apoyándose en las paredes blancas y columnas de mármol negras. Bajo las escaleras cuidando a no caerse y se adentró al salón.

Allí, a la luz que emitía el fuego de la chimenea estaba la silueta de su hermano. Se sentó junto a el y apoyó su cabeza en el hombro del chico.

-¿Qué haces despierto?- Susurro. Draco la miro con sus brillantes ojos grises, y luego lanzo un suspiro.

-Sólo pienso. No puedo parar de pensar en esta chica... Su cabello castaño, sus ojos verdes... ¿Qué me esta sucediendo?- Se quejó, llevo sus rodillas a su pecho y apoyó su cabeza en estas.

Arabella sonrió con tristeza. Le estaba pasando lo mismo, no podía parar de pensar en el mejor amigo de su hermano. Lo conocía desde que tenía siete años, y estaba segura de que lo amaba. -Se llama amor, hermanito. Estas enamorado.- Río la rubia, -Dime, ¿quién es la afortunada?

Su mellizo la miro con el ceño fruncido. No había manera de que el, Draco Lucius Malfoy, este enamorado. Era simplemente un no, y en mayúsculas.

-¡No estoy enamorado!- Exclamo el, asegurándose de no subir mucho la voz. -No hay manera en la que este enamorado, Ella. Es un rotundo no.

La chica sólo rodó los ojos, y estaba apunto de decir algo. Cuando un fuerte trueno la hizo dar un salto.

Desde pequeña, su mayor miedo siempre fueron los truenos, por lo que se acerco más a su hermano, apretando su brazo.

Este lanzo una pequeña risa, y rodeo a su hermana con los brazos. Ambos se recostaron en el sillón, e ignorando los truenos y relámpagos, cayeron en los brazos de Morfeo.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2015 ⏰

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Arabella ; Golden EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora