𝐖𝐄𝐒𝐓 𝐂𝐎𝐀𝐒𝐓 | ʜᴀʀʀʏ ᴘᴏᴛᴛᴇʀ

XI; breaking down

          LA MAÑANA DEL DÍA DE ANTES DEL PARTIDO ESPERADO POR los alumnos, Reinette presenció una de las muchas discusiones entre Ron y Hermione. Sin embargo, esa vez parecía que era el fin de su amistad. Harry y Reinette nunca les habían visto tan enfadados, y parecía que sería imposible reconciliarles. Según le contó Harry, habían vuelto a tener una discusión por culpa de sus mascotas, Ron culpaba al gato de Hermione, Crookshanks, de haberse comido su rata, Scabbers. Harry apoyaba a Ron, pero no quiso decirlo en voz alta porque le daba miedo la reacción de Hermione. A Reinette no le importaba mucho el asunto; la rata de Ron le repugnaba y el gato de Hermione era un peligro para ella, así que, mientras menos supiera sobre ellos, mejor.

          —¡Ya sabía que te pondrías de parte de Ron! —chilló Hermione, viendo como Harry no sabía disimular que estaba de lado de su mejor amigo—. Primero la Saeta de Fuego, ahora Scabbers, todo es culpa mía, ¿verdad? Lo único que te pido, Harry, es que me dejes en paz. Tengo mucho que hacer. 

          Hermione se levantó de la mesa hecha una furia. Ron estaba muy afectado por la pérdida de su rata, Reinette intentó apoyarle dándole un par de golpecitos en la espalda, sin saber bien qué decir.

          —Vamos, Ron. Siempre te quejabas de lo aburrida que era Scabbers —dijo Fred,con intención de animarlo—. Y además llevaba mucho tiempo descolorida. Se estaba consumiendo. Sin duda ha sido mejor para ella morir rápidamente. Un bocado... y no se dio ni cuenta.

          —¡Fred! —exclamó Ginny indignada.

          —Lo único que hacía era comer y dormir, Ron. Tú también lo decías —intervino George. 

          —¡En una ocasión mordió a Goyle! —dijo Ron con tristeza—. ¿Te acuerdas, Harry?

          —¿En serio?— preguntó Reinette divertida, que no sabía acerca de eso.

          —Sí, es verdad —respondió Harry.

          —Fue su momento grandioso —comentó Fred, incapaz de contener una sonrisa—. La cicatriz que tiene Goyle en el dedo quedará como un último tributo a su memoria. Venga, Ron. Vete a Hogsmeade y cómprate otra rata. ¿Para qué lamentarse tanto?

          Al final, Harry tuvo que llevarle con él al entrenamiento para que su ánimo no estuviera por los suelos durante todo el día. Reinette, por otro lado, había quedado con Trisha también para ver el entrenamiento de Gryffindor como "misión de espionaje", a la que le había mandado Cedric. A ellas se les unió otra jugadora de Hufflepuff, Heidi Macavoy, que no dio explicaciones al porqué de su necesidad de acompañarlas. Aunque fue muy fácil descubrir cuál era su motivo por estar allí cuando sus ojos brillaron con más fuera y sus mejillas se coloraron al ver a uno de los gemelos Weasley.

          Trisha, obviamente, no dejó ese dato pasar por alto y, la pobre chica que se les había unido, no dejó de recibir burlas por parte de la Buttermere.