Tan solo veinticuatro horas más tardes, aquel lugar en el bosque estaría inundando de policías, como en las películas. Buscaban en los alrededores, llevaban los grandes perros que ayudaban con su valioso olfato. Yo seguía allí a su lado, en cada parte de su investigación, cumpliendo la promesa de que lo ayudaría.
Mis ojos podían ver todo de una manera tan diferente a la realidad. Juro que podían poner una canción de fondo mientras cada pedazo de horror se mostraba ante una pantalla imaginaria. El como encontraron una nevera con carne humana, utensilios manchados de sangre… pero, fue tan efímero como esa imagen se rompió en mi cabeza, en cuanto alguien agarró mi cuello desde atrás.
Todo se volvió gritos y desesperación, y Aaron en frente de mi sostenía un arma y solo decía “dejala ir” .
Un hombre extraño, cuyo rostro estaba descuidado, cuyas manos mantenían heridas, me sostenía, un filoso cuchillo me amenazaba de muerte:
—Largense de mi casa y entonces la dejaré ir, si no lo hacen ella acabará como todas esas personas —. Dijo ese extraño, su voz era ronca y aunque lo intentara en ella no podía esconder su miedo.
—¡Sueltala de una puta vez!.
—¡No! —mi temor cada vez era más claro. Hasta que, sentí un fuerte golpe detrás de mi, ese hombre cayó justo en mis talones, Aaron corrió hacia mi y me abrazó tan fuerte como pudo.
—Disculpa, no quería que esto ocurriera, no debí traerte.
—Estoy bien, no te preocupes. —Alvert había atacado como un policía listo por detrás de dicho asesino.
Después de lo ocurrido con aquel desconocido, luego de ver acto atroz se llevaron lo que quedaba de cuerpos humanos para más investigación. Aaron y yo fuimos devuelta al pueblo.
A diferencia de las otras veces, está no quise ir directamente a mi casa, no quería estar sola por lo que fuimos a la suya. En el camino hablamos de los horrores que se habían visto en el día y no perdí oportunidad para dar mi opinión:
—La verdad no puedo asegurarte, pero creo que le conozco. —le dije después de pasar rato pensando en la cara de aquel chico.
—¿Como dices? ¿De dónde?
—No lo sé, solo, tengo alguna imagen de él, viene del pasado. Si tan solo pudiera saber su nombre.
—Vale, mañana volveré a la oficina y pediré interrogarlo yo.
Podía notar su voz fría.
—¿Estás bien?
—La verdad, es que solo pienso en la posibilidad de que ese hombre sepa dónde está mi padre. —Le miré fijamente y sonreí.
—Yo también quería ver a mi padre, pero la ilusión con el tiempo fue oscureciendo en mi.
Le pedí que tuviera calma con el caso, todo estaría bien, esta vez yo no le dejaría solo.
Llegamos a su casa, yo me senté en el sofá de la sala de estar. Él se quitó la garbadina que llevaba puesta, esta era de un color marrón, la puso en un perchero cerca de la puerta y me brindó beber algo. Yo acepté, se dirigió a la cocina y volvió con dos copas y una botella de vino.
Estuvimos alrededor de una media hora bebiendo y hablando sobre nosotros, tanto que no medimos las copas y terminamos sobrepasando algunos límites. Diría que fue así como inició mi noche.
Estábamos sentados ambos en el sofá, él aprovechó el momento y se acercó un poco a mí. Delicadamente beso mis labios, yo no podía negarme a ver cuánto nos deseábamos. Sus manos, las cuales se encontraban acariciando mi cara, bajaron lentamente, así recorriendo mi cuerpo.
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Demonios Ocultos
Mystère / Thriller∆∆∆ Un pasado devastador atormenta la cabeza de Charlotte, quién sólo teme a una historia repetida con un final trágico. Aaron con el objetivo de encontrar a su padre se encargará de descubrir cada detalle de los misteriosos asesinatos en Telluride...