𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐

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Capítulo cuarenta y cinco: Vuelo.

Luego de las fiestas que habían tenido, el último partido de la temporada había llegado. Esta vez les tocaba jugar un amistoso contra Vissel Kobe en Japón, equipo en el que jugaba Iniesta. Los jugadores iban subiendo al avión, sabiendo que estarían juntos en un vuelo durante 12 horas. Se acomodaban cada uno en un lugar para colocarse el cinturón antes de despegar.

Claramente el pelicastaño se sentó a un lado de su pareja, charlando con él sobre diferentes temas. Cuando el avión despegó, los jugadores hablaban entre ellos, viendo películas mientras comían algún snack, hablaban o simplemente tomaban una siesta.

Pablo apoyó la cabeza en el brazo de Robert, mirando el libro que tenía en su mano. No entendia nada de lo que estaba escrito, pero aún así se quedaba pegado a él. Tenía sus aurículares puestos y comía galletitas.

Levantó su mirada, sacando una galletita de la bolsa y acercarle a la boca, viendo como abría la boca y comía la galleta. Su mano acariciaba el brazo del más alto, para luego sacarse un auricular y ponérselo para que escuchara música con él.

Se sentía más cansado de lo normal, eso era extraño en él. Cerró los ojos y en cuestión de segundos se quedó completamente dormido.

Al cabo de unos minutos, despertó con ganas de algunas caricias. Miró nuevamente al polaco, notando que aún continuaba leyendo su libro.

—Lewan...— lo llamó mientras se aferraba aún más a su brazo y como si hubiera leído su mente, llevó su mano a su cabello, dejando de leer el libro.

—Estás cansado, deberías dormir.

—Quiero dormir contigo— apoyó su mejilla contra la palma de la mano ajena.

—Acuesta el asiento y tápate— le sacó la bolsa de galletas y la dejó sobre la mesa.

Gavi se acostó, viendo como lo tapaba con unas colcha. Una vez más se durmió, esta vez se durante varias horas y al despertar, lo vió acostado a su lado, aún con su libro en mano, ya casi lo acababa.

—¿Qué lees?— su curiosidad le ganó. Miró a su pareja, quien solo sonrió.

—Es un libro que habla de la vida de un chico que busca a su hermano que se fue de la casa cuando él era más joven, siguiendo pistas que va encontrando— explicó mientras se sentaba en el asiento.

—Parece interesante. ¿Te gusta?— se acercó un poco.

—Sí, es atrapante— peinó el cabello castaño.

—Tengo calor— dejó la colcha a un lado y se sacó la campera, quedándose en remera.

—¿Calor? Esta fría la noche— lo veía sacarse las zapatillas, quedando en medias. Sus mejillas y nariz estaban rojas, su pecho subía y bajaba rápido.

—Y tengo hambre— bajó su tono de voz, coqueto—. ¿Me das?

—Claro, te doy— rió y le acercó su paquete de galletas.

No dijo nada. Agarró el paquete y se levantó de su lugar para estirar las piernas luego de estar 5 horas acostado. En eso vió acercarse a Araujo, así que apoyó la espalda contra el asiento que estaba detrás de él.

—Finalmente despiertas— comenzó a hablar el uruguayo.

—No he dormido tanto— metió una galleta a su boca, teniendo la mirada del Ronald encima—. ¿No tienes calor?

—La noche está fría, pero tengo calor ahora— sonrió mientras se sacaba la campera y la dejaba sobre un asiento.

Pablo sacó otra galleta para comerla, pero fue tomado por la muñeca por su compañero, quien acercó la mano a su boca y se la comía.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora