capítulo único

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El mundo no paró de girar.

Cuando creí que sería el fin, resultó no serlo.

Algo cambió, aun así.

Mi mente se ensombreció, y ahora recorro un mundo que ya no puedo asimilar.

Hay
     N
       I
        E
      B
    L
A  por todos lados.

El eco de mi encendedor continúa resonando en el mismo pasillo.

Uno de los dos se marcha; el otro, se queda.

Por cuanto dicta mi experiencia, a menudo resulta peor para quien decide permanecer.

De modo que, a paso vacilante, avanzo entre colinas de recuerdos corruptos, barnizados con una gruesa película de despersonalización y apestosos a negación.

Algunos terminan de suprimirse al menor contacto, dejando tras de sí alguna variedad de vacío terrible e irreconciliable.

Uno que logra hacerme dudar de mi existencia.

No era posible que concluyese así, ¿verdad?

Me consuela la delirante idea de que quizá todo se trate de una pesadilla.

Eso encierra la posibilidad de despertar, claro.

Apenas consciente durante años, no he hecho más que experimentar breves destellos de consciencia.

No podría explicar qué va mal.

Si lo comprendiese, yo mismo enderezaría las cosas.

Me limito a cuidar celosamente del trozo de papel sobre el que cierto día aterrizó una gota desde la copa de mis pensamientos.

Fue espantoso.

Verás, tuve una idea.

Ese día le escupí a mi extraño reflejo que ya había tenido suficiente.

—Tú también estás harto, ¿no es así?

Con el inestable coctel de la furia y la desolación bullendo en mi interior, llegué a casa y lloré amargamente hasta desfallecer.

Horas más tarde, al abrir mis ojos de nueva cuenta, mi determinación bramó intacta.

Gracioso que no consiga recordar qué evitó mi muerte.

¿Por qué insisto en sufrir?

¿Por qué creo a pies juntitas que merezco pudrirme y nada más?

Siquiera me vale de memorándum: estoy jodido hasta la médula.

Nadie en las calles...

Pesada, la soledad se torna insoportable cuando cae la noche.

Miro un pedacito de ciudad desde mi ventana mientras fumo un cigarrillo.

—Te sorprendería lo perdido que se puede estar, chico; te sorprendería lo perdido que se puede estar dentro de uno mismo.

F19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora