ʙᴀᴅ ᴇɴᴅɪɴɢ

307 17 9
                                    

⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅

─ Oh, Taehyungie, te ves tan lindo ─Jungkook se había sonrojado solo de entrar al estudio de su novio y verlo ahí sentado, con un libro entre manos y el cabello cayendo delicadamente sobre su rostro.

Hacía casi medio año que no lo cortaba y, francamente, a Jungkook le encantaba.

─ Hola, mi amor, viniste ─sonrió con cariño y le invitó a sentarse frente a él con la mirada─. Creí que no lo harías.

─ Siempre vengo cuando tú llamas, hyung.

─ Lo sé, solo que hoy demoraste.

Jungkook apretó los labios con pena. Había salido con sus amigos más temprano y tardó cerca de diez minutos en darse cuenta de que su novio le había mandado un mensaje. No era demasiado tiempo, podían pasar un día entero sin hablar porque ambos tenían sus propias ocupaciones.

Pero hoy, hoy era diferente.

─ Lo lamento, de verdad.

─ Ya, no pasa nada ─le restó importancia con un gesto de mano y siguió leyendo el libro que estaba frente a él. Siempre necesitaba acabar el capítulo en el que se encontraba, no le gustaban las cosas inconclusas─. ¿Cómo estuvo la película?

─ ¡Maravillosa! Creo que Jimin y yo éramos los más emocionados de la sala. Yoongi hyung solo nos miraba con pena.

─ Ya lo creo ─río cuando escuchó la protesta de su novio y, por fin, dejó el libro de lado─. Eres escandaloso cuando te emocionas, pero me gusta. Todo tú me gustas.

Jungkook siguió la mirada el movimiento de manos que Taehyung estaba llevando a cabo. Tenía frente a él una taza de café a medio terminar y un pequeño bote de cristal que fácilmente se confundiría con un salero, pero no lo era. Dicho bote fue tomado por esas manos que cientos de veces lo acariciaron, que recorrieron su cintura en medio de un beso, que tocaron cada centímetro de su rostro cuando ambos no temían en demostrar lo que sentían.

Todo el contenido cristalino y desconocido fue a parar a la taza.

─ Tú también me gustas, me gustas mucho ─para este momento, los ojos de Jungkook ya estaban atiborrados de lágrimas cristalinas─. No sabes cuanto me gustas, Taehyung...

─ ¿Puedes decirlo otra vez? ─pidió clavando su mirada fijamente en él. Tan frío.

─ Me gustas mucho. Eres el amor de mi vida y me hace muy feliz estar a tu lado ─tragó saliva y se sintió como un si hubiera tragado vidrios rotos─. Por favor...

Taehyung sonrió como si no le creyera. Para ese punto ya había desviado la mirada hacia el líquido en su taza y se observaba a sí mismo en el reflejo. Tan cansado.

─ Por favor...

Bebió de golpe. Las manos de Jungkook temblaban y una de ellas golpeaba la copa de vino que estaba dispuesta para él. No soportaba las sacudidas involuntarias de su cuerpo, pero no podía hacer nada más. No podía hacer nada más mientras veía como el amor de su vida le sonreía una última vez.

─ Hiciste que volviera a sentirme vivo, Jungkook, y lo lamento. Jamás podré agradecerte lo suficiente por estar conmigo y por decirme que me amas. Aun no comprendo que hice para merecerte.

─ No necesitas hacer nada para merecer amor.

Taehyung negó lentamente y de pronto su rostro se crispó en una mueca de dolor. Un dolor que subía por su estómago y comenzaba a arder en su pecho. Echó su cabeza hacía atrás, con un ultimo suspiro de tristeza, ¿o de victoria?, quedó inerte segundos después. 

Y luego nada, solo silencio.

─ ¿Sentiste menos dolor desde que te decidiste? ─preguntó Jungkook mientras apagaba la cámara a su lado y ahogaba un sollozo con el puño de su mano. Dolía. Todo dentro de él era un tormento de dolor y angustia.

Su novio había tenido la delicadeza de grabar los últimos instantes de su vida, fingiendo que Jungkook había estado ahí. La verdad era que no, llegó demasiado tarde ese sábado por la noche. Llegó demasiado tarde para aliviar su tortura. Llegó demasiado tarde para salvarlo.

Jungkook se sentía como el principal culpable de que ahora Kim Taehyung yaciera tres metros bajo tierra. Cada noche en vela, cada alimento desperdiciado, cada lágrima derramada sobre su almohada era poco castigo que creía merecer. Y jamás lo admitió en voz alta, pero eso lo había vuelto aún más doloroso.

Se quedó ahí sentado, mirando la silla vacía a la cual le había estado hablando todo este tiempo. Todo seguía ahí: la taza, el libro, flores secas y una botella de vino que Taehyung había comprado para él. Sabía que la necesitaría, quizá por el resto de su vida.

⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅

Espero poder conciliar el sueño después de esto, necesitaba sacarlo.

ᴛʜᴇ ᴅᴀʏ ʙᴇꜰᴏʀᴇ ↬ ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora