Capítulo 13

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La tensión en esa habitación cada vez era mayor, ahora entendía la sensación que tuvo mi madre al contarme toda la verdad, el intentar buscar las mejores palabras para herir lo menos posible y explicarle todo a alguien que le has estado ocultando las cosas durante todo este tiempo. Aron seguía ahí sentado inmóvil esperando una respuesta por mi parte; confusión, enfado y decepción, de seguro eran una pequeña fracción de todo lo que tendría que estar sintiendo él ahora mismo.

-Aron, todo esto tiene una explicación – dije con tono bajo cerrando la puerta de mi habitación para que nadie escuchara.

-Más te vale que sea buena, porque si no esto se acabó – respondió rotundo con tono amenazante – ¿de dónde has sacado este libro Ciara?

-Me lo he encontrado.

¿Por qué aún trataba de engañarlo?

-¡Deja de mentir de una vez Ciara! – estalló contra mí - ¡Llevas mintiéndome desde el principio y sigues haciéndolo ahora!

-¿Pero qué estás diciendo Aron?

-¡Lo sé Ciara, todas las mentiras que me has estado diciendo las he sabido en todo momento! – gritó golpeando a la mesa – ¡Que no te metiste en el Lago de las cascadas por casualidad, tus sentimientos por Alya, las supuestas pesadillas, tus escapadas por las noches a quien sabe dónde!¡A mí no puedes mentirme joder! – al soltarlo todo se sentó en el filo del escritorio poniendo ambas manos en su cara – por un momento pensé que eras mi amiga de verdad, que confiábamos el uno en el otro, pero ya veo que el único tan imbécil de pensarlo era solo yo – añadió con un tono débil.

Mis ojos estaban cristalizados a punto de caérseme las lágrimas viendo a Aron así, estaba devastado por todas las mentiras que le había dicho, jamás pensé que podría dolerle tanto ni que nuestra amistad significaría tanto para él. Me acerqué hasta donde estaba y me agaché teniendo su rostro justo encima del mío, sus lágrimas bañaban sus mejillas, y mi corazón se rompía cada vez más viéndolo así.

-Aron, por favor, déjame explicártelo todo, empecemos de nuevo – respondí intentando que me mirara.

-No Ciara – respondió apartándose de mí – ahora soy yo quien necesita pensar – sin más, se levantó, pero se paró antes de salir por la puerta – ¿Sabes? Después de la primera vez que nos vimos tuve que contárselo a la directora Keila, ella quería enviarte a unos soldados y traerte aquí por la fuerza, pero yo me ofrecí a ir allí y hacerte descubrir todo de la forma menos dolorosa posible, porque esos cinco minutos fueron suficientes para saber que tú y yo seríamos grandes amigos, me importabas – me miró – mis sentimientos fueron sinceros desde el principio Ciara, ¿qué me dices de los tuyos? – respondió mientras una última lágrima caía por su mejilla.

Nada más terminar de decir eso se marchó dando un portazo, dejándome destrozada por todo el daño que le había causado. Sentía una punzada en el pecho, tenía razón, él era la única persona que no me ha ocultado nada y siempre ha tratado de ayudarme. Ha estado ahí para mí desde el principio y yo solo me he dedicado a mentirle. Estaba destrozada, no quería salir a ningún lado por lo que me quedé el resto del día en mi habitación, tirada en la cama y solamente rondaba en mi cabeza cómo estaría Aron ahora mismo y si ese había sido el fin de nuestra amistad. Esperaba de corazón que me diera la oportunidad de poder contárselo todo, de verdad que lo haría, esta vez no le ocultaría nada más.

Pasado un tiempo, volví mi cara y miré al suelo donde se encontraba la mochila en la cual guardé los documentos, me quedé mirándolos fijamente unos minutos y decidí volver a examinarlos e intentar distraer mi mente y pensar en otras cosas.

La mayoría de los papeles eran cálculos que había empleado mi padre en su búsqueda del corazón de Orión, sin embargo, llegué hasta unos dónde hablaba de una llave, supongo que se refería a la que habría aquel cofre. Los revisé con exhaustividad y en uno de ellos se encontraba un boceto de la silueta que tendría, se basaba en una llave con la punta en doce vértices haciendo forma de estrella. Mi padre justo después de encontrar el cofre, trató de encontrar la llave que lo abría, su ambición por conseguir el corazón de Orión no cesó nunca y tristemente acabó consumiéndole.

El corazón de OriónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora