Capítulo 14

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Mi cuerpo estaba paralizado ante la situación, no podía quitar mis ojos de la cosa espectral, la cual permanecía estática, levitando. Solo la observaba atenta ante cualquier movimiento que hiciera. Mi mirada se sumergió en ella de nuevo, y de un momento a otro dejé de estar en los vestuarios. Esta vez, era muy distinto a las otras veces, me encontraba en una especie de cueva oscura y la bola permanecía delante mía. Pasados varios minutos, la bola se movió y empezó a adentrarse dentro de aquel agujero. Me planteé en varias ocasiones si sería buena idea seguir su paso, y concluí que era ahora o nunca para descubrir que es lo que quería mostrarme. Siempre que eso aparecía, me enseñaba algo que encontrar y me ayudaba a estar más cerca de la verdad.

Después de caminar cueva adentro unos minutos, la bola se detuvo en frente de una sábana llena de polvo que pareciera estar cubriendo algo. Destapé la manta y debajo se encontraba una pila redonda de piedra con varios canales entre ella. Me quedé observando de qué se trataba y sentí una mano en mi hombro que me pilló por sorpresa.

-Ciara.

Me giré asustada, y no podía creerlo.

-¿Papá? – pregunté como pude, atónita – ¿De verdad eres tú? – él me miró y sonrió.

-Claro que sí estrellita.

Nada más escuchar esa palabra no dudé ni un segundo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y lo abracé fuertemente, como solía hacer de pequeña. Miles de recuerdos vinieron como una ráfaga a mi cabeza. Era él, sentí la calidez de sus brazos alrededor de mi espalda, hacía mucho que no me sentía tan bien, lo extrañaba.

-¿Cómo es posible? – dije separándome de él entre lágrimas.

-Siempre estaré para cuidarte cariño.

-Entonces, ¿fuiste tú desde el primer momento? – afirmó con su cabeza mientras secaba el agua de mi cara – pero ¿por qué?

-Porque tienes que descubrir la verdad, tienes que saber quién eres realmente, de dónde vienes, la historia de tu pueblo, todo.

-¿Hablas de la caja?

-No solo eso, todo Ciara, hay muchas cosas que no sabes y te siguen ocultando.

-¿Qué es este sitio papá? – le pregunté confusa.

En ese momento, su mirada se clavó en mí, cogió mi mano y sacó un cuchillo. Me quedé sin hacer ningún movimiento, ¿acaso iba a matarme? Estaba paralizada por el miedo que sentía, intenté quitar mi mano de su agarre, pero era imposible, la tomó con fuerza. Con el filo del cuchillo hizo una pequeña raja en mi dedo, haciendo que un poco de sangre comenzase a salir de la yema. Las gotas cayeron encima de la pila y mi padre estaba expectante a ello, como si algo estuviera por suceder.

De pronto, esas gotas se fueron multiplicando hasta ser líquido suficiente para recorrer esos canales, la sangre recorrió cada surco de la pila y cuando rellenó todos los huecos, observé cómo se dibujaron los doce signos en la mesa de piedra de la misma forma que los tenía la caja, y en el centro estaba el símbolo del reino de Espacio y del Tiempo, pero ese agujero se rellenó con un líquido negro azulado y la parte de arriba comenzó a iluminarse. En cuestión de segundos, de forma alineada empezaron a prenderse las antorchas de ambas paredes de la cueva, iluminándola, en ella había una gran estatua de piedra de un señor, que tenía grabado el símbolo del Espacio y Tiempo en la zona donde se ubicaría su corazón, mientras que en el resto de su torso tenía de forma más pequeña el resto de los símbolos.

-¿Qué es este lugar papá? ¿Dónde estamos? – pregunté asombrada, observando cada lugar de la cueva.

-Bienvenida al templo de Uzziel

El corazón de OriónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora