Estaba frente a la entrada, sola, y sin una pizca de miedo que rondara por mi cuerpo, decidida, ya no me importaba lo que me ocurriera. Intenté contactar con Aron varias veces, pero no terminó contestando ninguna de mis llamadas, por lo que era yo, contra lo que pudiese encontrarme ahí dentro.
Me adentré al interior de la cueva y enseguida noté como algo detrás mía me estaba siguiendo, provocando que mi miedo ya se empezara a hacer presente en mi cuerpo. Las manos empezaron a temblarme y notaba como se formaban poco a poco unas gotas de sudor, opté por la valentía, y me giré bruscamente esperando no encontrarme nada, pero para mi sorpresa, a mi espalda se encontraba la bola espectral, lo que me dio calma al instante, hola papá la susurré y ésta se puso a mi lado.
Caminé varios minutos más y llegué a la sala de mi sueño, aquella de las juntas de los reinos, y era exactamente igual: el techo lleno de estalactitas y alrededor mía, el suelo, el cual, estaba bañado en agua, a diferencia de mi sueño, dentro de aquella oscuridad, podía ver vagamente lo que parecían trece tronos rodeando la zona en la que me encontraba. Una lágrima cayó por mi mejilla, no podía terminar de asimilar que estaba cerca, por fin todo esto terminaría y yo sabría toda la verdad.
Volví a la realidad pocos segundos después, me quedé observando mi alrededor, genial, ¿y ahora qué? Ya había llegado hasta aquí, pero no sabía que hacer a continuación. Sin embargo, no hizo falta mucho tiempo para que la bola se moviera, consiguiendo acaparar mi atención completa en ella, la cual se fue pasillo a través, justo por donde habíamos entrado, pero dio un giro de noventa grados a la derecha, metiéndose por una de las grietas, que, en realidad, resultó ser una entrada a otro lugar, me planteé varias veces, si sería buena idea seguirla, pero dado el momento, era ahora o nunca. Me introduje grieta adentro y llegamos a otra sala, esta era más oscura que la anterior y al contrario que la anterior no estaba bañada por agua. Seguí caminando, hasta que me choqué con lo que parecía un pilar de piedra, pasé mis manos temblorosas por encima y cuando lo palpé, no podía creerlo, pude reconocer los símbolos del Zodiaco, estaban grabados en ella. Traté de buscar lo que me interesaba y una vez más confirmé mi teoría, el símbolo del Espacio y Tiempo estaba tatuado justo en el centro de la piedra, ¿será el pilar que me enseñó mi padre? Tenía que darle una respuesta a mi teoría, por lo que cogí una pequeña piedra afilada que había por el suelo y me hice una pequeña raja en la palma de mi mano. La sangre comenzó a brotar de la palma de mi mano, y sus gotas cayeron encima del pilón consiguiendo tintar de rojo una pequeña parte y entonces nada, no ocurrió nada. Un nudo se estaba formando en mi estómago, y la rabia y la frustración estaban ya hacían eco en mi interior, me mordí mi labio inferior que temblaba del enfado que tenía conmigo misma, y caí al suelo de rodillas, aguantándome las lágrimas, ya cansada de todo, de haber llegado aquí para nada, no podía más, estaba harta.
Sin embargo, de la nada un destello de luz brotó de las gotas de sangre derramadas en la pila de piedra, rápidamente me levanté quedando a su misma altura. Aquellas gotas se multiplicaron entre ellas, creando un líquido denso que surcaba y rellenaba los hoyos que poco a poco dejaban de estar vacíos. No tardó mucho, en llegar al central, transformándose en un líquido espeso azul que inundaba cada hueco del grabado. Un foco de luz concentrado brilló ampliamente llegando hasta el techo de la cueva y acto seguido, las antorchas de las paredes comenzaron a encenderse de forma automática.
Mi expectación se aumentaba ante el espectáculo de luces que la cueva me estaba brindando, cuando ya no quedaba ninguna antorcha por iluminar la luz de la pila se desvaneció, pero un rayo de luz quedó intacto cambiando su dirección hacia la escultura de piedra que había justo frente a la pila. Era esa, la del Señor sentado en un trono, y el cual tenía tatuado por todo su cuerpo los signos del zodiaco, mientras que en su corazón se encontraba el signo del Espacio y Tiempo. Supuse que aquel hombre sería Uzziel, como dijo mi padre, este era su templo, no obstante, lo que desconocía, era que la sala de exponer los cometidos pertenecía también al templo.
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El corazón de Orión
De TodoTras la muerte de su padre Ciara descubre una caja que pondrá en duda todas las historias que su padre le contaba cuando era pequeña y todo lo que conocía hasta ahora, su vida, sus amigos, su mundo... ¿Será verdad la guerra de los 12 reinos? ¿Realm...