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Así como el articulo apareció, desapareció. Pocos habían sido testigos de la noticia, puesto que ni bien tenían oportunidad de acabarlo de leer, cuando el artículo ya había sido eliminado.

Esto, sin que Adelaide lo supiera, ni siquiera el mismo Sebastian sabía, de la corta existencia de la noticia. Alguien había hecho de las suyas, borrando el artículo.

Paso desapercibida la evidencia del romance entre la menor de los Schumacher y el campeón del mundo.

Sin embargo no se había definido la línea entre bueno y malo, puesto que así como se podría agradecer por esto, también podría ser repudiado. Después de todo, daba a entender la negación de esto o que en su defecto, que quería mantenerse en secreto.

Lo irónico y gracioso del asunto, es que a pesar de todo, ninguno se esmeraba en ocultar su amor o bueno, quizá sí lo hacían, pero eran pésimos en ello.

Pero eso era lo de menos, para ellos, claro, pero el encargado de imagen y publicidad del piloto no pensaba igual que ellos.

Sebastian moría por gritarle al mundo que estaba enamorado, que había encontrado a la mujer de su vida y no necesitaba nada más teniéndola a su lado.

Aunque como ya se mencionó, no todos estaban de acuerdo. La pregunta en sí, en resumen a todo, con todo en contra era si esto influirá en lo que recién nacía.

En este crítico momento, ya no era sólo Adelaide y Sebastian, su relación había dejado de ser dos y ahora varios pensarán tener derecho a opinar, pero estaba en ellos aceptarlo o no.

Sí luchar o dejar morir las cosas.

Seguir amándose o perderlo todo por el miedo que se sembraría junto con el amor y cariño.

...

La carrera había llegado y él estaba feliz, en sí no era por la carrera, sino por la adrenalina de saber que su princesa estaba ahí, para verlo, celebrar con él o en dado caso apoyarlo en su derrota.

Estando a su lado en cada paso.

Pasaron las horas y llego el momento, los monoplazas acomodado, el público gritando de euforia, la adrenalina corriendo por las venas de los pilotos.

Ella viendo la carrera a lo lejos y feliz por su príncipe.

"¡Sebastian Vettel es campeón de el gran premio de Italia!"

Brinco de emoción, abrazando a su hermano quien la había acompañado. Ambos compartiendo el sentimiento, genuinamente sorprendidos, parecían niños chiquitos.

– ¡Ganó! –

– ¡Lo logró! –

Estaban en su propio momento, celebrando cómo si ellos hubieran sido campeones, viendo con orgullo a Sebastian, quien con prisa salió del auto para celebrar con su equipo, buscando con la mirada a su amada.

Los dos Schumacher bajaron con prisa, casi corriendo para poder verlo de cerca. Una vez abajo, se colaron para ver festejar a los pilotos ganadores.

El brillo de ambos difuminándose con los gritos de la multitud, el orgullo y el amor sobresaliendo, la emoción tensando en el ambiente.

Quedando en el podio, Mark Webber y Fernando Alonso, desde abajo una mirada curiosa admirando a los pilotos, no refiriéndose únicamente a los hijos de Michael.

El champagne escurría el cuerpo de Sebastian, sosteniendo el trofeo, mirando hacia abajo. Disfrutando de su victoria, disfrutando de la presencia de su chica.

Una vez fueron a las entrevistas, él a lo lejos vio la encantadora sonrisa de Adelaide, por lo tanto, sin importarle las preguntas del entrevistador, corrió hacia ella para poder abrazarla.

My little girl - Vettel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora