Era Junio, en la escuela hicieron un campeonato de fútbol, ese día fui a verlos jugar en el parque. Por alguna razón se te ocurrió preguntarme por qué te odiaba, y obviamente yo no iba a decírtelo. Ni siquiera yo lo sabía.
Y obviamente tú no ibas a dejarme ir hasta que te lo diga. Estuviste toda la mañana insistiéndome, lo cual fue gracioso, sabías que me encantaba hacerte enojar y no te lo iba a decir. Terminaron de jugar y fuimos hasta la parada del bus. Seguías insistiendo, nos sentamos, estábamos frente a frente y me hablabas con tan corta distancia que nuestras narices se rosaban. Por un momento me quedé con la mirada fija en tus labios, esos labios tan jodidamente perfectos. Veía como se movían por cada palabra que salía de tu boca. Ni siquiera escuché lo que decías, solo negaba con la cabeza y seguía sin poder dejar de mirar tus labios, y esos dientes algo chuecos que me parecían tan hermosos cuando sonreías. Quise besarte. Hasta que volví a la realidad, un poco asustada y confundida por mis pensamientos.
¿Yo? ¿Queriendo besarte a ti? ¿Al idiota que más odiaba? ¿Al Ex-novio de mi mejor amiga? ¿Al estúpido que sigue de novio con la chica que no lo amaba tanto como él a ella? No podía. Ni siquiera tendría que pensarlo. Era la cosa más estúpida y asquerosamente extraña que pensé en toda mi vida.
Me alejé un poco y miré hacia la calle, el bus todavía no aparecía. Volví la mirada hacia ti y sentí que nuestros labios se rozaron. Te alejaste rápido, yo quedé paralizada. Te miraba a los ojos, esos hermosos "ojitos de uva" (como solía llamarte a veces), y fue extraño, no sentí odio, ni asco, ni ganas de tirarte debajo de los camiones que pasaban por la calle. No sentí nada, y a la vez sentí todo. Seguía sin escucharte, de repente te levantaste y te fuiste enojado. Yo solo quedé ahí, pensando, ¿Qué mierda pensé? ¿Tenía ganas de besarte? ¿No quería que te vayas? No, no quería que te vayas enojado. Era la única respuesta que tenía.
Después se me vino una pregunta a la mente... ¿Querías besarme?
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Del odio al amor, del amor al odio.
Historia CortaPalabras para él. ¿Quién diría que se puede amar a una persona que odiabas tanto? Yo te odiaba. Tú me odiabas. Nos enamoramos estúpidamente, o al menos uno lo hizo.