Hurrem no se despegaba de su hija, quien estaba demasiado pálida, con los labios partidos y ojeras, tal como anoche.
La pelirroja tenía los ojos rojos, la nariz por la punta levemente roja, mientras lágrimas aún caían de sus penetrantes ojos azules.
— Hurrem — habló Suleyman y esta lo miró, — Ve a descansar, yo me quedaré con ella — la recién nombrada negó, — no me voy a despegar de mi hija Suleyman, es mi única hija, n-no quiero separarme de ella— el la ayudo a levantarse.
— Es por el bien de tu salud, ve y descansa, yo me quedaré con mi niña — ella seguía negando, pero apenas cerró un poco los ojos sintió como el sueño la invadía.
— Esma — habló el sultán y la criada apareció, — lleva a la sultana a sus aposentos — la odalisca asintió mientras la sultana se apoyó en ella.
Estos días iban a ser difíciles.
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Nurgul y Mahidevran sonrieron victoriosas, su plan había funcionado.
¿Cómo llegaron a eso?
Fácil, metieron medicina abortiva anoche en el agua de Mihrimah.
"Aborto espontáneo" , buena excusa.
— Lo logramos, sultana — habló Nurgul, — Así es, ahora Hurrem recibirá su propia medicina — la pelinegra sonrió ante lo dicho.
Ella sabía que fue Hurrem quien mando a matarla.
— Su salud deterioro más de lo que pensé, ¿será algún problema?— preguntó y Mahidevran la miró atenta. — Quizá sea, alguna enfermedad que opadezca, nada tan grave, verás que en unos días se recupera. El asunto es que Hurrem reciba un susto, como el que nos tomamos cuando nos enteramos que te habían agredido — Nurgul asintió pensativa.
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Ya era de mañana, Mihrimah aún no despertaba, por alguna razón.
Rüstem se encontraba a su lado, sin sentir ninguna emoción, solo observándola pensativo.
Hürrem y Suleyman ya estaban un poco más calmados, pero realmente no se despegaban de su hija cuando tenía tiempo libre.
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— ¡Defne!, ¡por qué demonios hay vidrios tirados!— regaño la Kalfa a la sultana, con la cual tenían confianza mutua. — Bayazid mintió, ¿por qué se siente tan mal, Lalezar?— la Kalfa la miró con pena, — no hay nada que hacer — susurro y ella la miró, ambas conectaron miradas.
Defne tenía los ojos rojos de tanto llorar.
— No quiero verte así, vístete, vamos a darte un baño primero — musito antes de ayudarla a levantarse.
