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El tiempo había corrido desde la mañana, el viento parecía haberse llevado las horas, los minutos, los segundos

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El tiempo había corrido desde la mañana, el viento parecía haberse llevado las horas, los minutos, los segundos. Seokjin yacía en una de las chozas desde esta mañana, hoy era un día especial para todos y todos estaban ayudando en lo que podían. Algunas de las mujeres peinaban su pelo y lo adornaban con una corona hecha de ramas y flores; las flores más hermosas del bosque. Mientras que otras terminaban de vestir al inocente que acababa de cumplir sus 18 primaveras.

La gente amaba a Seokjin, desde que él había llegado a la aldea y desde que el joven tenía memoria, siempre lo llenaban de regalos, cazaban grandes animales para él y en su pequeña habitación nunca faltaban flores. Pues él era la persona que sería su salvador. La profecía decía que el día de su despertar llenaría de alegría a todos, su despertar como alfa sería la bendición de toda su especie.

El joven tendría que matar con sus propias manos al rey de los vampiros, por lo que toda su vida había sido preparado para este momento, aunque él aún era pequeño de complexión y bastante joven que podría confundirse con un Omega, al momento de su despertar no tardarían muchos días en presentarse los primeros cambios. Seokjin acabaría con todos esos años de gobierno corrupto y sangriento, logrando así por fin la paz en su hogar. Después del día de hoy no habría nada que cambiará eso, Seokjin despertará como alfa, la luna lo había escogido a él.

Pues hace exactamente 18 años, él había sido encontrado por la manada de híbridos, el pequeño acendrado había sido abandonado a las orillas del río a causa de un enfrentamiento entre los vampiros y los cazadores. Una de ellas había dado a luz al pequeño en plena cacería, el cuerpo del niño lleno de sangre había llamado a la luna roja sangrienta, tal y como lo había dicho la profecía. Los híbridos habían decidido criar al chico cuando la luna a través de sueños les hizo presente que él era el elegido.

Su único hijo, un niño de piel. Al cual tenían que amar y proteger como uno propio.

La noche se veía tranquila, la luna tenía un brillo deslumbrante hoy, pues, era el día de la celebración, hoy en esta hermosa luna llena Seokjin despertaría como alfa. La luna estaba tan amarilla que parecía de áureo, la luz se filtraba por los árboles y reflejaba un suntuoso espectáculo en el lago.

Cuando la luna llegará al límite más alto sería el momento, pero ahora simplemente se estaba dando un pequeño respiro de todo mientras los demás seguían preparando todo. La idea de que el momento llegará lo emocionaba tanto, pues sus ojos brillaban de emoción cada vez que veía a su madre luna.

Sabía que este era el momento más importante de toda su vida. Había existido sólo para esto y por esto.

Llegó al lago, el chico risueño danzaba mientras se quitaba los zapatos, le encantaba bailarle a su madre, pues sabía que su brillo se hacía cada vez más inmenso cuando lo hacía. Sonrió una vez más y se puso a caminar por la orilla de este; mientras caminaba se dio cuenta que el lago tenía como un encanto especial, hoy estaba más hermoso de lo normal, quizás era por la ocasión, pero las etéreas auras jugaban con la atmósfera azulada, se sentó, y mientras contemplaba el lago, parecía que el lago se había encantado con su fascinante belleza.

Threat || TaejinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora