▫️Cap. Veinticinco

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B r i a n d a.









Durante el camino a casa me mantuve pensando tanto y tanto en lo que Erika había dicho. Ella fué su esposa por muchos años y obviamente lo conoce mucho mejor que yo, pero a la vez se que Antoine ha demostrado ser alguien transparente conmigo.

Me niego a creer en  las palabras de Erika

Algo dentro de mi me dice que sólo lo dijo para hacerme dudar de el, es por eso que no se lo dije a Hassel. No quiero hacer un lío de algo que fue un simple comentario, además, lo que no es en tu año no te hace daño dicen por ahí.

El taxi paró delante de la casa, pagué el importe necesario y bajé de allí con el enorme bolso que traía para mis clases de mañana.

Al entrar a la casa todo estaba en silencio, simplemente fui a la habitación y lancé en un rincón el enorme bolso.

Decidí darme un baño relajante y tratar de no seguir pensando en Erika y sus comentarios, se supone que hoy sería un día lleno de felicidad y parece que ella hizo que no fuera así.

Me relaje tanto con el baño pero no podía seguir ahí, así que me puse una bata y coloque una toalla alrededor de mi cabello.

Al salir, puse algo de música para buscar algo lindo que ponerme.

Escuché la puerta de la entrada abrirse y dar pasos grandes por las escaleras, eso quería decir que Antoine estaba aquí.

La puerta de la habitación pronto fue abierta por el, su semblante era serio, su mandíbula estaba notablemente apretada y sus ojos azules más oscuros que nunca.

— ¿Se puede saber que demonios te pasa? — me preguntó completamente molesto

— Más bien dime que demonios te pasa a ti ¿Por que me hablas así? — lancé la toalla que tenía en mis manos a la alfombra.

— ¿Y como pretendes que esté después de que me has dejado plantado en el restaurante? — respiró profundo.

Mi semblante cambió por completo, por estar pensando en el asunto de Erika olvide nuestra salida.

Me moví ligeramente incómoda en mi lugar, claro que ahora entendía su molestia.

— Me ví como un idiota comiendo allí solo, por si querias saber — murmuro sin quitar esa cara de molestia notoria

Suspire pesadamente y me acerque a el hasta quedar a escasos metros, en donde toqué suavemente la piel de su brazo.

El a pesar de estar molesto, no se quitó de mi tacto.

— ¿Por qué no fuiste? ¿Es por que no quieres que te vean conmigo? — pregunto suavizando un poco su tono de voz.

— No, nada de eso Anto — negué moviendo mi cabeza.

— ¿Entonces que pasó?

Por un momento pensé en decirle lo de Erika, pero seguramente eso desataría una guerra que nadie quiere

Trague saliva y pensé en una buena excusa.

— Seguramente la regla ya me vendrá y me siento extraña, no se, triste, decaída— mentí.

— ¿Por que no me avisaste? — pregunto en un tono más de preocupación que de molestia.

— Te envié un mensaje, ¿No se envió? — fingí.

𝑀𝑎𝑦𝑜𝑟𝑒𝑠• 𝐴𝑛𝑡𝑜𝑖𝑛𝑒 𝐺𝑟𝑖𝑒𝑧𝑚𝑎𝑛𝑛  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora