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En una estación de policía se encontraba un hombre de cabello negro largó hacía atrás, una mirada felina junto una cicatriz en uno de sus ojos, una marca del pasado que prefería olvidar a que recordar. Sus manos se movian con rapidez en la computadora queriendo terminar un informé de su trabajó para irse a casa y dormir en su comoda cama, pero sus planes se interrumpen al escuchar un toque en su puerta, el pelinegro alza la mirada observando como el oficial se asomaba por la puerta

-¡Oficial Park! -Saluda volviendo su mirada a la pantalla- ¿Se le ofrece algo? -Lo mira de reojo- Hablé de una vez.

-Yo...Vine a traerle la información que me pidió.

-Bien. Dejé lo en mi escritorio y retirase.

El pelinegro tenía toda su atención en el informe, pero pudo sentir que el chico rubio seguía ahí, ese oficial que apretaba sus manos en señal de nervios mirando con detenimiento al hombre que se encontraba enfrenté de él, el hombre que le provocaba tantas emociones, el que siempre lograba agitar su corazón con locura que a veces olvidaba como respirar, cosa que volvio a pasar cuándo esa mirada felina se dirigió a la suya, una expresión tan fría que llegaba a pensar que su jefe podría leer su mente.

-Alza una ceja- ¿Algo más? -Niega con la cabeza. El pelinegro lo fulmina con la mirada- Entonces, ¿Qué espera para salir?

Sin más que decir sale dejando a su jefe confundido, preguntándose que estaba mal con ese oficial. Vuelve en lo suyo después de un tiempo pensándolo, pero como por cosas del destinó sus planes se arruinan como si no quisiera que el pelinegro se fuera.

-Maldición, ¿Si me dejaran terminar con está mierda del informé o no? -Maldijo al sentir como alguien abrio la puerta entrando volviendo a cerrarla..

-Depende, ¿Qué me darás a cambió? -Escucha esa voz femenina coqueta.

Levanta la cabeza encontrándose con la chica que la ultima vez que la vio le dijo que no lo buscará, que se olvidara de él, pero nunca pensó que ella fuera tan descarada y viniera a su lugar de trabajó. La mira de pies a cabeza admitiendo lo hermosa y sexy que se veía, traía una blusa negra transparente, una falda de cuero para nada larga, cabello cortó negro, ojos cafes claros, piel pálida, de la misma estatura que él, labios rojizos un poco gruesos.

-En estos ultimos días he tenido muchas ganas de ti, ¿Sabes? -Dice con una sonrisa ladina. Él la fulmina con la mirada recibiendo un rodar de ojos por parte de ella- Al menos finge un poco de emoción por mi visita.

-Enmarca una ceja- No tengo tiempo para tus jueguitos, tengo trabajó que hacer.

-Eso puede esperar -Camina hacía él y se sienta en sus piernas pasando sus manos por su cuello rodeándolo con ellas- ¡Atiende me!

-Desvía su mirada irritado- Ya te dije que no estoy para tus malditos juegos, Hye-Ji.

La chica cansada de su mal humor besa sus labios mientras sus manos pasaban de su cuello a su pecho desabotonando los botones de la camisa de éste, el pelinegro coloca sus manos en la cintura de ella para bajarla, pero se detuvo al escuchar como la puerta de su oficina se abría de golpe logrando ver al rubio quién con su respiración agitada y una expresión sorpresiva no siguió viendo la escena cerrando la puerta de un portazo.

-¡Maldita sea con ese oficial! -Quita a la chica de encima empezando a abotonar su camisa y arreglar su corbata- ¡Largate de aquí!

-Oye, ¿Porque eres así conmigo? -Se cruza de brazos recibiendo otra vez la fulminante mirada de él- Tu antes no eras así conmigo.

HAEGEUM {YOONMIN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora