En la comodidad del departamento se encontraban bebiendo; y es que después de una larga semana llena de pendientes y demasiada carga en sus respectivos trabajos, habían decidido aprovechar de ese fin de semana largo que les había tocado para relajarse con una botella de vino y olvidándose de sus responsabilidades por un momento.
Reías por algo que él había dicho, sintiéndolo más cariñoso de lo normal. No te quejabas, te gustaba esa faceta de él ya que era muy rara la ocasión donde era de dicha manera, pero verlo en esos momentos ebrio y demasiado risueño te hacía un nudo en el pecho, sintiendo tu corazón latir demasiado rápido.
Como si te estuvieras enamorando de él nuevamente.
Verlo reíste, tratar de atinar el trago sobre sus labios para luego terminar salpicado y reíste aún más; sus quejidos por lo molesto que se estaba convirtiendo su cabello ondulado, pero que se negaba a cortar a pesar que ya podía hacerse una coleta sin problema alguno; como se quitaba las gafas y luego se las ponía bromeando que de todas formas veía borroso a causa del alcohol; como se ruborizaba si te atrapaba viéndolo y hacía un gesto de desaprobación antes de cambiar de tema.
Sí, definitivamente estarías enamorándote nuevamente de él si no estuviera en una relación en la actualidad.
Cuando la canción terminó, aplaudiste ante su intento de karaoke y él se inclinó en una reverencia, agradeciendo a su gran público de admiradores imaginarios. Con una carcajada, terminó tomando asiento a tu lado en un brusco movimiento y cayó sentado, cerrando los ojos mientras echaba la cabeza hacía atrás, pareciendo ligeramente mareado.
—¿Estás bien? Eso pareció doler.—Murmuraste, tocando su hombro.
Asintió,sin abrir los ojos aún.—El dolor de mi trasero no se compara con el que estoy pensando en este momento.
Sorprendida por sus palabras, te atragantaste con el trago que habías tomado y tosiste, tratando de aclarar tu garganta.—¿Perdón?
Sonrió un tanto apenado por sus palabras, pero asintió.—Sé que no soy la persona más abierta en el mundo, pero yo realmente te amo.
Sentiste un pequeño calor instalarse en tu cuerpo, procesando sus palabras.—Sé que me amas, no tengo duda en ello.
—Pero mi amor va más allá de eso.—Abrió los ojos, conectando su mirada con la tuya y fue cuando entendiste sus palabras, el sentimiento que predominaba en él.—Soy malo para las palabras, pero preferiría morir en medio de una guerra antes de presenciar que me dejes. Pero no por el lado negativo, sino demostrando cuánto te amo y cuán importante eres para mí, porque eres mi todo. Demostraría en esa guerra cuánto te quiero en mi vida si de esa manera puedo dejarlo en claro, porque prefiero demostrarlo con acciones a que con palabras que el viento se lo pueda llevar. Pero también soy malo con las acciones, así que, ¿Qué debería de hacer? Lo único que me queda es poder seguir resguardando tu corazón entre mis manos, porque estoy seguro que me lo diste desde el primer día que hicimos oficial esto, así que te prometo cuidarlo y amarlo, protegerlo con mi vida propia sin con ello te puedo asegurar que jamás saldrá lastimado.—Soltó un suspiro, volviendo a cerrar los ojos antes de recostarse aún más en el suelo, bajando la barbilla.—Por favor, recuerda esto para cuando despiertes porque estoy seguro que cuando yo lo haga apenas y podré mirarte, me costará asimilar todo esto que te dije.
Con lágrimas en los ojos, besaste con delicadeza su mejilla, recorriendo su rostro con tus labios hasta la comisura de los suyos, sonriendo.—¿Podrías decirlo otra vez y así poder grabarlo? Quisiera escucharlo para siempre.
Cubrió su rostro con sus manos y negó, totalmente apenado.—Por dios, ni siquiera tengo que esperar a despertar para sentirme apenado.
Reíste, balaceando tu cuerpo hacía el suyo hasta que te atrapó, sus brazos envolviendo tu cintura, logrando que dejara de cubrir su rostro para verlo.
—No tienes porqué sentir pena alguna conmigo, me gusta todo lo que dices y haces, agradezco que te estés sintiendo en plena confianza conmigo para poder saber todo ello. También prometo atesorar tu corazón, porque aúnque no lo dijeras, me siento responsable y protectora de él, así que si tengo que dar mi vida, lo haría sin dudarlo. Quiero protegerte y amarte así como tú lo haces, y aunque demostremos de diferentes maneras cuánto nos queremos, al final del día sabemos todo lo que vale cada acción y cada palabra.—Diste por finalizado con un casto beso, para luego reposar tu mejilla sobre su pecho y sentir el latido desbocado de su corazón.
Y con una sonrisa en sus rostros y con sus corazones en sintonía, se quedaron profundamente dormidos a mitad de la sala, aunque cuando despertaran estarían las consecuencias de su ebriedad.